Por: MSc. Elsie Sierra Belches
Escuchamos hablar de la “era de la tecnología”, de los “avances tecnológicos”, o bien, de la aplicación de la “tecnología de punta”, pero al final nos preguntamos en ¿qué consiste esto? ¿Realmente el país, su gente, conoce de estos temas? ¿Guatemala está preparada? Hay casos en los que la tecnología coloca en igualdad a los pueblos con la incursión de nuevas oportunidades a países en desarrollo que, sin ella, no habrían logrado ni siquiera el intento de competir con otras economías y mercados más desarrollados. En Kenia, por ejemplo, en 2007 se lanzó M-Pesa, un exitoso medio de pago por móvil que encontró oportunidad en un mercado en donde la población no podía tener acceso a las exigentes condiciones impuestas por las entidades bancarias para poder abrir una simple cuenta corriente y obtener, además, una tarjeta de débito o crédito. Actualmente el M-Pesa es utilizado por dos tercios de los adultos de Kenia, y alrededor del 25% del Producto Interno Bruto (PIB) del país se mueve por este servicio.
Esto es solo un ejemplo del significado que es el interconectarse. De esta forma, puede afirmarse que las cuentas de los países desarrollados están llenas de soluciones de pago por móvil o internet en línea. Sin embargo, el caso de Kenia no es el único. La tecnología viene a facilitar la vida de las personas, les ahorra tiempo, dinero y recursos. Esto supone un crecimiento en el mercado que incide en el progreso tecnológico y económico, aunque en muchas ocasiones responda a intereses creados. Pero, ¿qué sucede cuando esta tecnología no se utiliza de forma adecuada o eficiente? Guatemala puede poseer un alto grado de hiperconectividad, pero la ausencia de una formación y educación con calidad en este tipo de temas hace que las personas utilicen estos instrumentos tecnológicos para mantener una vida social, de entretenimiento, esparcimiento, y no precisamente para la educación, industrialización o lograr una mejora económica, entre otros. Con todo ello se afirma que el uso de tecnología debe ir a la par de una buena formación, para el mejor aprovechamiento de la misma; esto, a su vez, incidirá en la calidad de vida de los pobladores, que se traduce en mejoras en el desarrollo económico, político y social de toda sociedad.
Es importante destacar que cuando se habla de hiperconectividad es sobre acceso inmediato a la información relevante y actualizada, también implica portabilidad de los datos para un uso remoto, sin necesidad de estar conectados. La misma influye en la capacidad de toma de decisiones y participación en las actividades de una empresa o del hogar, sin restricciones físicas y geográficas. Entre los beneficios sobresale que posibilita establecer un canal de comunicación más eficaz y eficiente con todos los niveles, por ejemplo, lo que permite estar atento a las necesidades de cualquier organización e intervenir de manera inmediata a situaciones que se presenten.
La hiperconectividad está creciendo y, la industria, la educación, los diferentes sectores que conforman un país, deben responder a esa tendencia con un nivel amigable, certero y rentable, que implica educación, formación y capacitación tecnológica en todos los niveles. Lo desconocido siempre causa temor, y el uso de la tecnología para quienes no la conocen podría convertirse en la mayor barrera para su propia superación. Es importante rescatar que su aplicación y adecuado conocimiento facilita la vida de las sociedades, y los avances tecnológicos han sido tan grandes que han modificado hasta la forma de vivir, comunicarse y relacionarse, incluso, han permitido avanzar en campos tan importantes como la educación, la ciencia o en la Medicina. Es necesario recordar que esto requiere de un trabajo en conjunto, que vincula e influye en la iniciativa privada, el gobierno, el sector académico, así como otras instancias del país, ya que la tecnología afecta a todos por igual, y qué mejor para el desarrollo de una población.