Frank Gálvez Locutor y periodista [email protected]
En 2016, científicos de la empresa inglesa Surrey NanoSystems inventaron lo que consideraban el material más negro,
llamándolo Vantablack, junto con una versión en aerosol de producción económica. Tan negro, que nos recuerda las caricaturas de Willie E. Coyote, donde pintaba un agujero en el piso y se tornaba en algo real y tangible. El secreto es una serie de nanotubos que absorben la luz de forma impresionante, sin reflejarla. La percepción visual de profundidad y dimensionalidad desaparecen en un escotoma de oscuridad. “Y si mucho miras a Vantablack, Vantablack concluirá por mirar dentro de ti.” Tan pronto como fue presentada al público, la compañía recibió llamadas de varios artistas; entre ellos, Sir Anish Kapoor, especializado en arte de instalación y conceptual, famoso alrededor del mundo. Surrey decidió trabajar con él y firmó un contrato en el cual Kapoor obtuvo los derechos exclusivos para usar Vantablack en obras artísticas. El trato no fue bien recibido por sus colegas. Criticaron a Kapoor en diversos medios por acaparar un color y señalando que el uso de un negro fuerte, ya sea como fondo, sombreado y tono, era la base histórica de obras excepcionales. Querían probar el uso de Vantablack, pero su obstáculo era Kapoor quien no doblegaba su postura. Stuart Semple y Christian Furr criticaron la situación por ser “la apropiación de un material único” y en desquite. Semple junto con otros expertos a nivel mundial crearon un pigmento al que llamaron “el rosa más rosa”; lo vendieron con la condición de que Kapoor y cualquiera afiliado a él no podían obtenerlo. Paulatinamente Kapoor lo adquirió, publicándolo en sus redes sociales. Era una guerra de colores.
Y acá estamos cinco años después, donde ya existen materiales más oscuros y que absorben mucho mejor la luz. Un ejemplo es el negro Musou, producido por Koyo Orient Japan, la pintura acrílica más negra en existencia y disponible para todo público. El asunto Kapoor al final no significó nada en la gran escala. Muchas veces las personas se enfocan en lo que acaparan, porque lo importante no es ganar, sino hacer perder al otro. Desde colores hasta lo cotidiano, el individualismo es prioridad y se apodera de nuestra sociedad. Reflexionemos: ¿Qué hemos retenido y qué daremos a otros para que alcancen su máximo potencial?
