El nacimiento de Jesús es uno de los temas más recurrentes en el arte de Guatemala. Por esa razón, seleccionamos una serie de obras que debemos tener siempre presentes. Independientemente de nuestra cultura, estas transmiten un modelo ideal de vida y aceptación de una realidad para tenerla en cuenta en la vida del común, más allá del equivalente social que en el imaginario capitalista representa el dinero.
El nacimiento de Jesús
En la cultura cristiana conocemos como Nacimiento a una representación que conmemora el día más importante de esta religión: “la venida de Cristo a la tierra”, independientemente de la corriente a la que pertenezca. La historia del arte identifica como iconoveras a quienes aceptan sus imágenes como elementos didácticos de sus enseñanzas o las veneran como producto del posicionamiento individual o social que alcanzan en la formación de sus imaginarios; e iconoclastas a quienes prefieren el entendimiento por medio del lenguaje figurativo dedicado de las lecturas bíblicas individuales u orientadas.
El caso es que todos los cristianos, de manera abierta o implícita, identifican estas obras de arte a favor o en contra de los principios citados que están dirigidos a los cinco sentidos del ser humano, para lograr una mejor asimilación del proceso de conceptualización de la enseñanza que implica la rememoración de esta fecha.
El Nacimiento y sus referencias de representación
La composición del Nacimiento tiene como principal fuente de conocimiento la Biblia, que fue transcrita originalmente al latín por San Jerónimo. El escrito ha sido adaptado a los requerimientos económicos de los reinos católicos y protestantes, de los que evolucionó al capitalismo moderno del siglo XX, que planteó su salida de las iglesias para conquistar un público más amplio desde las salas de cine, y, posteriormente desde la informática.
Las primeras formas de representación del Nacimiento parten de las catacumbas en Roma, donde se reunían los primeros cristianos de manera proscrita en un período que se conoce como Paleocristiano, del 0 al 313 d. C., cuando se dio el Edicto de Tolerancia a favor del cristianismo.
Sin embargo, después del triunfo la religión debía de afrontar el problema de la diversidad de los pueblos en cultura, idioma y analfabetismo. Estas razones nos explican el uso de imágenes con fines didáctico-religiosos, que fue agrandándose a la veneración luego de haber cumplido su vida útil, y trascienden de una generación a otra.
Esta razón fue aprovechada por el protestantismo para verlas como símbolo de dominación y proceder a su relevo por la meditación e interpretación de las Sagradas Escrituras, que también puede ser explicada como una ampliación a la visión del cristianismo sobre el dominio del fetichismo que habrían tomado las imágenes.
Paralelamente a esta forma de enseñanza y recapitulación del evangelio, también se hicieron representaciones de autos sacramentales. En el caso de la incorporación de los pueblos del Nuevo Mundo al imperio español, se legisló para evitar que en el papel principal de estos actos de fe, Jesús, la Virgen, la corte celestial y los santos, se emplearan personas. Ello determinó el rol fundamental del arte en el movimiento de ideas entre los distintos grupos sociales, por encima de sus diferencias económicas y culturales.
Obras de arte
El ser cristiano, más que una religión, implica una conducta, teniendo como referencia de modelo a seguir a Cristo. Su llegada a la Tierra es una ocasión especial de conmemoración para los cristianos, pues su vida refleja un proceso de entrega a los demás renunciando a todo bien material, y se resume en su 11o. mandamiento: “Amaos los unos a los otros, como yo los he amado”. Esta enseñanza se inicia con su llegada a este mundo en un ambiente muy modesto rodeado de sus padres, conocidos por el azar, y mansos animales que nos obligan a meditar acerca de lo poco que se necesita para ser feliz por encima del lujo y la vanidad.
Pero, mover estas ideas entre diferentes culturas no fue fácil. En primera instancia se necesitó de la imprenta, para estandarizar la idea de una manera global. Esta llegó al antiguo Reino de Guatemala en forma de libros y estampas impresas, con la invasión española iniciada a finales de 1523.
Aunque no se hubiese fundado una ciudad española, la Navidad fue celebrada desde aquel año debido a que, como hemos citado, es la fecha más importante para los cristianos. La creación de poblados y ampliación de su cultura permitió que se levantaran iglesias, capillas y demás recintos religiosos donde no faltaron los Nacimientos con un carácter permanente o de temporada.
En este contexto de desarrollo del arte, en la actualidad contamos con cuatro iglesias dedicadas al nacimiento de Cristo fundadas por la Orden de Belén. En Antigua Guatemala, en el frontispicio de la iglesia de la rama femenina de esta orden religiosa se encuentra aún en pie la más grande escultura del Nacimiento de Cristo.
En ella destaca el Misterio de la Natividad, compuesto por la Santísima Trinidad, presidida, por encima, por el Padre eterno, el Espíritu Santo simbolizado por una paloma y el hijo representado en el Niño Dios; acompañado de la Santísima Virgen y San José, como padre putativo en la Tierra. La escena se complementa por una escultura del Hermano Pedro, quien contempla la escena en su calidad de fundador de la orden religiosa.
El conjunto no pierde detalle de representación. Incluyó esculturas del buey y la mula, para dar la ambientación bíblica en la escena en el aspecto terrenal. En el celestial, que tiene como eje de comunicación al Niño Dios, que figura en un pesebre a manera de trono terrenal, se situaron querubines para enfatizar la enseñanza de la venida de Cristo desde un mundo metafísico. El cielo, denominado “Gloria Eterna”, es aludido por un letrero especifico que se reproduce en todos los Nacimientos y portado siempre por un ángel. Su texto extraído de la Biblia cita “Gloria a Dios en los cielos” y se completa con la frase “y paz a los hombres de buena voluntad”.
Este es el Nacimiento más grande con que cuenta Guatemala en la actualidad y constituye lo que técnicamente se denomina una escultura arquitectónica realizada en estuco. Su función social es mover la enseñanza del día más importante del cristianismo al pueblo de Dios.
El retablo de la Natividad más grande
En jerarquía a las artes, la composición escultórica más grande con la que se cuenta en la actualidad es el retablo de la Natividad de Cristo de la iglesia de la Merced de la Nueva Guatemala de la Asunción, situado en el traceptum norte de dicho recinto. En él destaca un conjunto escultórico de bulto redondo, ubicado en la calle central de dicho mueble de iglesia, a manera de camarín.
Este conjunto es bastante similar al de estuco citado anteriormente, con la diferencia de usos de materiales y técnicas propias para el culto al interior de un templo. Aunque, originalmente no haya sido concebido para esta devoción, según podemos inferir de la interpretación de los demás elementos del retablo como carteles y esculturas en nichos superiores del conjunto.
La escultura del Padre Eterno enfatiza la escena principal. Lógicamente no cuenta con una escultura del Hermano Pedro, por ser de otra orden religiosa, pero en sus nichos laterales se pueden apreciar las esculturas de San Joaquín y Santa Ana. Esta eventualidad le da un mayor sentido al mensaje de unidad familiar y festejo de la venida de Cristo a la Tierra, porque estos personajes son los padres de la Santísima Virgen, es decir, abuelos de Jesús. Ello da más carácter al conjunto, que sirve de referencia para la confección de otras obras de arte y composiciones, aún por encima de las prescripciones escritas.
El Misterio de vestir más grande
En el proceso de identificación de las obras de arte, es muy importante también el aprecio del misterio de la Natividad del templo de Belén de la Nueva Guatemala de la Asunción, que es de tamaño natural. Este conjunto data de la época colonial y, según el historiador Haroldo Rodas, basado en la memoria de las fiestas de inauguración del templo de Belén de la ciudad de Santiago, actualmente la Antigua Guatemala, habría sido realizado por el célebre escultor Mateo de Zuñiga, a mediados del siglo XVII.
El Misterio tallado más importante
En este contexto, no menos importantes son las figuras de Nacimiento de la Catedral Metropolitana, actualmente en el Museo Arquidiocesano de Santiago de Guatemala. Ellas se derivan del Nacimiento napolitano, de donde fueron extraídas por medio de grabados interpretados brillantemente por artistas de la antigua capital del reino con gran fama mundial. Su tamaño, menos de una vara española (0.83 metros), los hace ideales para la confección de un nacimiento doméstico para el culto privado del arzobispo.
El Misterio, culto y popular
Estas referencias nos permiten ubicar el tamaño y técnicas de los Misterios en Guatemala y explicarnos el nuestro, que al final tiene el mismo objetivo: aceptar nuestro lugar en la sociedad y luchar por la construcción de una más justa o, si preferimos, únicamente acudir a la lectura de la Biblia.
Es vital respetar el patrimonio cultural de país, expresado en todos estos bienes derivados de los colectivos identificados. En este contexto debemos comprender que si no tenemos acceso a los bienes suntuarios, como son las estatuas de colección, hay muchas al alcance de nuestros bolsillos. Lo más importante es que estas enseñanzas perduren y recordar el sentido de amor al prójimo, que al final es el mensaje que ha trascendido en convivencia con la ciencia postmoderna.
*Por: Fernando Urquizú, doctor en Historia del Arte.