Raixa Llauger,
Oficial de Agricultura de la
FAO y Pilar Santacoloma,
Oficial de Sistemas Agroalimentarios de la FAO.
Más sabroso que una fruta madura! La asociación de las frutas con algo bueno y saludable es irrefutable, y relevante en las decisiones de los consumidores al momento de comprar.
Las frutas tropicales ocupan un porcentaje significativo en los mercados, y tienen la particularidad de ser producidas en buena medida por pequeños productores en países en desarrollo. El sector frutícola cumple así un papel importante en la seguridad alimentaria y nutricional, así como en la generación de ingresos y empleos, lo que contribuye al desarrollo sostenible de los habitantes de áreas rurales de Centroamérica y el Caribe. El crecimiento de la demanda de frutas es evidente, impulsado por una mayor conciencia respecto de los beneficios nutricionales y medioambientales de la fruticultura. En mercados internacionales, las exportaciones de piña, aguacate, papaya y mango –que representan entre el 90 y el
95 % de la producción y el comercio de frutas tropicales– han mantenido un incremento sostenido en el último decenio. Pero la fruticultura demanda altos niveles de competitividad, y para ello es necesario innovar en los esquemas organizativos y los arreglos de cultivos de los pequeños productores.
La FAO facilita el diálogo de políticas para fortalecer a los agricultores familiares y contribuir a la diversificación agrícola y a su seguridad alimentaria y nutricional, además de promover la oferta pública de servicios técnicos y financieros a estos productores. Existen condiciones en la región para una fruticultura sostenible y competitiva, pero es necesario impulsar políticas públicas y estrategias público-privadas que promuevan el acceso a servicios y la generación de empleo rural decente. De este modo se favorecerá el desarrollo social, económico y ambiental de este sector y de nuestros países y territorios.