Me gustaría iniciar esta columna con la intención de poder compartir los retos y metas que como secretaria de la SOSEP continuaré procurando lograr y superar en conjunto con el equipo que conforma la Secretaría, para así apoyar y dar cumplimiento a los objetivos trazados en cada uno de los programas que conforman la noble institución, de la cual tengo el gusto de estar al frente.
Este reto implica tomar una posición crítica frente a los alcances del último tiempo para encontrar soluciones positivas ante lo que se nos presenta.
En este sentido, quisiera abordar uno de los programas de la Secretaría, que representa a las mujeres.
El Programa Creciendo Seguro ha permitido capacitar a más de 47 mil 830 mujeres, logrando llegar a 340 municipios del país, en edades que van desde los 14 hasta los 60 años, o incluso más. Nuestra meta anual es beneficiar a alrededor de 69 mil 300 mujeres que, a través de Unidades Productivas (UP), se les apoye para que puedan aprender un oficio y se conviertan en personas que aporten al sostenimiento de sus familias, logrando objetivos de bienestar para ellas y sus hijos. Es satisfactorio escuchar los testimonios de muchas mujeres que manifiestan su agradecimiento a esta acción de la SOSEP, pues han logrado éxito como mujeres, madres, esposas, y como parte importante en el desarrollo económico de sus familias. Algunas de ellas han logrado continuar sus estudios y han llegado, incluso, a obtener un título universitario.
El Programa está dirigido a mujeres en edad reproductiva, en condiciones de pobreza o pobreza extrema, dispuestas a participar en eventos de capacitación enfocados en potencializar la capacidad productiva de las beneficiarias, en áreas como: productos de belleza, productos alimenticios, bisutería, textiles, elaboración de productos de higiene personal, panadería, repostería, entre otras.
La metodología del Programa es bajo el criterio de “aprender haciendo”; se les acompaña en procesos de fortalecimiento organizacional, educación alimentaria y nutricional, capacitación y asistencia técnica productiva, gestión de financiamiento y apoyo en la comercialización, articulando esfuerzos públicos y privados para promover el desarrollo socioeconómico de las familias y comunidades guatemaltecas vulnerables.
En este proceso, se toman en cuenta las demandas de las mujeres y sus comunidades, respetando su cultura, costumbres y tradiciones. Además, se establecen alianzas estratégicas y comerciales con diversidad de instituciones gubernamentales y no gubernamentales, lo que nos ha permitido llevar a cabo acciones que facilitan la productividad y el fortalecimiento de la seguridad alimentaria nutricional.