Por: Julio Berdegué
La agricultura utiliza cerca del 70 % del agua dulce que se usa en el mundo.
Las zonas rurales son clave de interacción entre la actividad humana y el medioambiente, e importantes espacios económicos donde se hace frente a una buena parte de los desafíos ambientales, tanto en América Latina y el Caribe como en el resto del mundo. Una atención especial y detallada a estas zonas es indispensable para cumplir con los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de la Agenda 2030, la cual es un mapa para alcanzar estándares fundamentales sin dejar a nadie atrás. En efecto, casi 8 de cada 10 de sus indicadores están íntimamente vinculados a lo que suceda con las sociedades rurales. Los medios de vida rurales dependen de un ambiente sano, pero a su vez tienen un fuerte impacto en los ecosistemas naturales.
Proteger ambos es indispensable para alcanzar un desarrollo sostenible, y requiere de mantener un delicado balance. Actividades rurales, como la agricultura, la silvicultura y el cambio en el uso del suelo, por ejemplo, generan el 24 % de las emisiones globales de gases de efecto invernadero (GEI).
La agricultura utiliza cerca del 70 % del agua dulce que se usa en el mundo, y, sin embargo, es en las áreas rurales donde hay menor acceso a servicios de agua corriente y saneamiento. El avance de la frontera agrícola es la principal razón de la pérdida de bosques en el mundo, pero estos son clave para los medios de vida rurales: los servicios ambientales que los hogares obtienen “gratuitamente” de los bosques representan hasta un 22 % de sus ingresos totales. Las actividades que se desarrollan en áreas rurales sustentan a las zonas urbanas. Una correcta planificación territorial rural puede favorecer el desarrollo sostenible al disminuir las emisiones de GEI, mantener ecosistemas valiosos con potencial turístico y preservar las fuentes de agua.
No podremos vivir de forma sana con entornos rurales enfermos y desamparados. El desafío es claro: sin sociedades y ambientes rurales vibrantes, prósperos, sostenibles e incluyentes, no habrá un buen futuro posible para ninguno de nosotros, seamos urbanos o rurales.