Escrito por: Pedro Bal Cumes
Hay que reconstruir el tejido social intercultural y promover paz y reconciliación.
En nuestro medio, dado los altos niveles de polarización, conflictividad social y desconfianza ciudadana, es de urgencia nacional crear y promover la organización de centros de convergencia interculturales, con el propósito de reconstruir el tejido social, que por décadas o, en algunos casos, siglos se ha venido deteriorando por la intolerancia y respeto a la diversidad cultural y pluralismo político y la falta de oportunidades de desarrollo económico y social. Es oportuno que en las alianzas público-privadas se inicie la construcción de infraestructura gris, que es importante, pero, al mismo tiempo, la reconstrucción del tejido social, que será el soporte y la base del desarrollo integral de nuestros pueblos en estos tiempos de caos, crisis existencial y de cambios, por el fortalecimiento de las entidades públicas y privadas.
Un ejemplo actual de estos espacios públicos y privados interculturales son los parques, los mercados, los centros comerciales y, en algunos casos, restaurantes, centros turísticos, donde interactúan personas de diversos grupos, aunque hay lugares vip, enfocados a un segmento poblacional diferente. Es importante un enfoque más plural e inclusivo, como los centros de convergencia interculturales donde se organicen festivales y ferias orientados al conocimiento y a la exposición de toda la riqueza cultural y regional de nuestro país, no solo de occidente, sino del oriente, este y oeste.
Qué bueno sería que se hicieran intercambios culturales entre regiones. Por ejemplo, que los de occidente conocieran los jaripeos de oriente, los bailes regionales del lugar, su arte culinario, la diversidad cultural; lo mismo que los de oriente conocieran la cultura, los bailes y el arte culinario de occidente, para citar algunos casos. Con esto se romperían prejuicios y estereotipos regionales y nacionales por el desconocimiento de la diversidad cultural. En nuestro país se iniciaría una nueva era de la tolerancia e inclusión social. Un lugar modelo para iniciar este proceso sería el Parque de la Industria. Por ejemplo, cada mes se presentaría un departamento con su diversidad cultural y productiva. Sería una forma de integrar corporaciones municipales, y organizaciones, regiones y personas de cada departamento expondrían lo mejor de sí, con el apoyo de la iniciativa privada y el gobierno central. Estos espacios provocarían no solo conocimiento y respeto a la diversidad cultural, sino intercambio cultural, acercar al vecino con sus autoridades y dar a conocer su potencial organizativo y productivo. Esto generaría mayores lazos de amistad y redes para reconstruir el tejido social intercultural, y promovería paz y reconciliación entre vecinos de distintas regiones del país.