Trece piezas históricas, que guardan restos de una desconocida civilización, han sido halladas y restauradas por expertos en Honduras.
Entre las piezas, la mayoría elaboradas en cerámica, hay vasijas (una de ellas adornada con cabezas de mono), cuencos, ollas miniaturas y piedras de moler, entre otros, dijo a Efe el subgerente de Patrimonio del Instituto Hondureño de Antropología e Historia (IHAH), Omar Talavera.
Señaló que los hallazgos se hicieron en febrero de 2017 en el sector de Patuca, departamento de Olancho, en el oriente del país, donde se construye desde 2011 un proyecto hidroeléctrico con financiación china, y han sido restauradas por expertos del IHAH.
En febrero del año pasado se hizo “un rescate arqueológico” para extraer las trece piezas en el sector de Patuca, de cuya civilización no se tiene información confirmada, añadió Talavera.
En la intervención en Patuca, donde en 2009 se identificó la existencia de restos arqueológicos, participaron expertos del Instituto de Antropología y arqueólogos mexicanos, quienes realizaron los tratamientos necesarios para la estabilización y recuperación de las piezas.
Talavera, historiador de profesión, indicó que en 2017 se enviaron “unas muestras” a Estados Unidos para que se practique una prueba de carbono 14 (C-14) para determinar de qué periodo datan las piezas y, así, conocer a que civilización pertenecieron.
Según medios hondureños de prensa, las piezas datan del periodo 1.000 a 1.500 años después de Cristo.
“Ya se tienen ciertos resultados, pero todavía no tenemos claro realmente ni a que grupo pertenecían ni el periodo, eso está en proceso de investigación”, subrayó.
Para el historiador, el hallazgo significa “mucho” porque los hondureños podrán “conocer un poco de nuestras raíces, de lo que somos, de dónde venimos y el tipo de actividad que realizaba (esa civilización)”.
Todas las piezas fueron restauradas por la experta hondureña Lili Castillo, quien indicó a Efe que el hallazgo de los objetos es importante porque representa el “patrimonio cultural” de Honduras.
Varias de las piezas necesitaron una recuperación minuciosa debido al mal estado en el que se encontraban, señaló la restauradora.
En ese sentido, puso como ejemplo la difícil tarea de restauración de una vasija grande, cuya recuperación comenzó en junio de 2017, pero se mostró optimista respecto a que la pieza quedé en buenas condiciones.
Castillo señaló que el objetivo del taller que ella dirige es restaurar estas piezas para que “la gente las pueda apreciar y vean la riqueza” de la cultura.
Destacó, además, que las piezas extraídas y restauradas son de “mucha importancia” para el país centroamericano, por lo que los hondureños deben “sentirse orgullosos” de su patrimonio, el cual, según la experta, es necesario “conservarlo”.
Los expertos también encontraron en Patuca, unos 190 kilómetros al este de Tegucigalpa, una veintena de pequeñas piezas de jade que podrían formar parte de un collar, añadió.
La finalidad de la restauración, según los expertos del Instituto de Antropología, es que tanto propios como extraños puedan disfrutar en el futuro de estas extraordinarias piezas en un museo.
Olancho es un asentamiento de los indígenas Pech y tawahka, dos de los nueve grupos étnicos que existen en Honduras, algunos de ellos en peligro de extinción, pero hasta ahora las autoridades de Antropología no ha determinado si las piezas corresponden a una de esas culturas.
ACAN EFE