viernes , 22 noviembre 2024
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Cambio climático y las Empresas B

El rol de las Empresas B nos plantea una nueva forma de hacer negocios, que cambia el paradigma de la rentabilidad.

Uno de los temas más apremiantes para la sociedad en los tiempos que corren es la necesidad de abordar las consecuencias del cambio climático. Hoy, como nunca, el mayor desafío que enfrenta la humanidad es mitigar el “calentamiento global”, lo cual implica conciliar una demanda creciente de energía con la necesidad de reducir los impactos negativos de la acción del hombre en el medioambiente.

Los denominados gases de efecto invernadero son los causantes del calentamiento global y, por lo tanto, todo esfuerzo por reducir sus emisiones será cada vez más importante. Es por eso que su disminución se ha establecido firmemente en las agendas políticas y corporativas en todo el mundo, lo que en gran medida explica también el proceso de “descarbonización” en curso. Pero, también se requiere ir más allá y afrontar el problema del cambio climático como propio, por parte de los individuos y las organizaciones.

Existe relativo consenso, que la mejor manera de aportar a la mitigación del fenómeno del cambio climático es mediante el uso de energías de bajas emisiones, la promoción de la eficiencia energética, la incorporación de fuentes renovables competitivas y la aplicación de nuevas tecnologías, tanto en la generación de energía como en los distintos procesos productivos. En este contexto, la forma tradicional de hacer negocios necesita ser revisada y actualizada, incorporando a las culturas corporativas el cuidado por el entorno y por el medioambiente, lo que surge como un imperativo moral y de responsabilidad empresarial.

En este sentido, el rol de las Empresas B es clave y nos plantea una nueva forma de hacer negocios, que cambia el paradigma tradicional de la rentabilidad. Este tipo de compañías nos demuestra que también se puede ser rentable, y generar valor para sus accionistas, usando la fuerza del mercado para dar solución a problemas sociales y ambientales. Este nuevo tipo de empresa amplía el deber para sus gestores y ejecutivos, para hacerse cargo de intereses no financieros, cumpliendo un compromiso de generar impactos positivos socioambientales, operando con altos estándares de desempeño y transparencia así como potenciando su relación y vinculación con la comunidad, proveedores y diferentes públicos de interés.

La Empresa B combina el lucro con la solución a problemas sociales y ambientales, aspirando a ser la mejor firma para el mundo y no solo del mundo.

No nos referimos a un movimiento aislado o simplemente una moda. Actualmente, no menos de 2 mil corporaciones, en 50 países, que participan en unas 130 industrias, están certificadas como Empresas B. Estas compañías son capaces de abordar el problema del cambio climático como una oportunidad y, por lo tanto, desarrollar su potencial en generar soluciones innovadoras, rentables y con un propósito ambiental definido.

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