La obra de Joaquín Orellana se estrena en Guatemala el jueves.
Desde su estreno en Atenas, Grecia, en junio de 2017, la Sinfonía desde el Tercer Mundo, de Joaquín Orellana, ha despertado gran expectativa. Como parte del Concierto de Independencia, Guatemala contemplará por primera vez esta obra, interpretada por la Orquesta Sinfónica Nacional, el Coro de la Universidad de San Carlos, el Coro Victoria, una veintena de percusionistas, un coro infantil y siete marimbistas. La presentación, dirigida por Julio Santos Campos, será el jueves a las 20:00 en la Sala Efraín Recinos del Centro Cultural Miguel Ángel Asturias. Admisión: platea Q150 y balcones Q100.
Fiel y dramática
Para Joaquín Orellana, el estreno de la Sinfonía desde Tercer Mundo en Guatemala tiene una gran ventaja sobre el debut realizado en Atenas: la participación de la Orquesta Sinfónica Nacional y los coros. “Son parte de nuestras vivencias, entonces, obviamente, la interpretación será más fiel y dramática”, asegura el compositor.
Marimba, protagonista
La presentación vibrará con los útiles sonoros de Orellana, que serán ejecutados por el grupo de percusionistas, pero también con las notas de la marimba. Este instrumento tendrá un rol protagónico, dice el guatemalteco, pues adquirirá una personalidad “melancólica y aguerrida” sobre el escenario.
La intervención del instrumento patrio estará reforzada por el poema Marimba en el destierro, original del compositor y que él mismo declamará para la ocasión. El texto, apunta el músico, se refiere a un hombre que, en un infame destierro, escucha desde el giro automático de un disco, las teclas del hormigo, lamentándose así de la lejanía.
Fruto de un largo trabajo
Como todas las obras del músico, la Sinfonía desde el Tercer Mundo está enfocada en expresar la realidad social. Orellana describe esta composición como el fruto de un trabajo que brotó de tiempo en tiempo, mientras llevaba un pueblo empotrado en el pecho. “Desde lugares victimas del abandono, hasta ámbitos desolados, como cantos estériles se fusionan con un son de fiesta, que lanza su alegre queja rítmica”, manifiesta.
El artista subirá al escenario una vez más para narrar Marimbalzada, un escrito que muestra su rebelión, protesta y obstinada pulsación rítmica, confiesa. Orellana espera un montaje de gran proyección, tanto por el nivel musical de la composición como por el contenido cultural: “Es una pieza que exalta nuestros valores ceremoniales y los ritos de nuestras etnias, teñidos de sincretismo”.