I got chiiiiiills, they’re multiplying exclamaba un absorto John Travolta al ver a Olivia Newton-John con un cigarrillo entre los labios, embutida en cuero y pidiendo “guerra”, el momento más icónico del musical Grease, convertido en todo un clásico popular 40 años después de su estreno.
Nominada al Óscar a la mejor canción original (Hopelessly Devoted to You, incluida a última hora por los productores para que Newton-John se luciera con una balada), fue la película de mayor recaudación en 1978 y la que convirtió a Travolta, que venía de estrenar Saturday Night Fever, un año antes, en una de las grandes estrellas de Hollywood.
La cinta, dirigida por Randal Kleiser (The Blue Lagoon), se basaba en el musical de Broadway que se estrenó en febrero de 1972 y llevó a cabo no menos de 3 mil 300 funciones, una obra en la que Travolta apareció originalmente como sustituto de un actor secundario.
El verano acaba y también el romance entre el apuesto Danny y la dulce y frágil Sandy, que debe regresar a su Australia natal, pero el amor entre ambos tortolitos resurge cuando coinciden en el instituto californiano Rydell, donde los hábitos de las pandillas de las que forman parte (los T-Birds y las Pink Ladies) pondrán algunas trabas para su feliz reencuentro.
Las actitudes sobradas y desafiantes de los T-Birds, se dice que se emplearon hasta 100 mil chicles durante el rodaje, con sus imponentes chaquetas de cuero y cantidades industriales de gomina en el pelo, chocaban con la fuerte personalidad de las integrantes de las Pink Ladies.
Pero, finalmente, el amor se impone mientras suenan canciones tan populares como Summer Nights, Grease (cantada por Frankie Valli) o Greased Lightnin. De hecho, la banda sonora del filme fue el segundo disco más vendido del año, solo por detrás de otra banda sonora, la de Saturday Night Fever.
Su polémico final, en el que Sandy cambia por completo su aspecto y su actitud para conquistar definitivamente a Danny, fue muy criticado por la forma de actuar de la protagonista, pero tal y como defendía Jim Jacobs, creador del espectáculo de Broadway, la escena parodiaba los estereotipos cinematográficos en los que el rebelde siempre termina abandonando sus malas maneras.
*EFE