A veces, una solitaria imagen de un casco de soldado abandonado es más representativa del horror y la barbarie que una pila de cadáveres en el campo de batalla. La soledad, el olvido y la pesadilla es lo que trata de representar la exhibición londinense Secuelas: arte a raíz de la Primera Guerra Mundial.
La muestra, que alberga la Tate Britain y que conmemora el centenario del fin de la conocida como Gran Guerra, hace un repaso de la cultura del Reino Unido, Francia y Alemania en aquella época y de las secuelas heredadas del conflicto que se extendió desde 1914 hasta 1918, dejando más de 10 millones de muertos.
“Esto no trata de perdedores y ganadores. Es acerca de la importancia de ver cómo países como Francia, Alemania e Inglaterra reaccionaron al conflicto y cómo lo representaron en su arte“, apuntó a Efe Rachel Smith, comisaria de la exposición.
A lo largo de las ocho salas en las que está dividida, artistas de la talla de Otto Dix, George Grosz e, incluso, el español Pablo Picasso, dan una pincelada de su arte y enseñan al mundo las atrocidades y el reflejo en sus mentes de la Primera Guerra Mundial.
Smith afirmó que lo que consiguieron estos artistas fue “grabar lo que estaba ocurriendo para que generaciones como la nuestra puedan mirar atrás, echar un vistazo al pasado y reflexionar acerca del arte y lo que ocurrió”.
Desde el primer momento, se pueden observar cascos de soldados abandonados, escenas de muertes, militares caídos y batallas, todo ello coloreado con tonos oscuros, trazos imperfectos y formas que discurren entre el surrealismo y el dadaísmo.
Se hace difícil marcar la línea entre el horror imaginario y la realidad, ya que las imágenes de trincheras arrasadas, cementerios repletos y pinturas de la industria armamentística son la tónica habitual.
Toda esta pesadilla recurrente se ve rodeada por objetos y esculturas que ayudan a entender mejor la naturaleza del conflicto y que contextualizan el momento, como medallas, broches, recortes de periódicos o libros de la época.
Entre las no menos de 150 obras que componen la muestra, destaca, como una de las más crudas, la serie de litografías realizada por Heinrich Hoerle, en las que se exhiben hombres con las piernas de madera, atormentados por los recuerdos de la guerra.
Smith, cuestionada por si esta recopilación puede servir para entender conflictos actuales como el de Siria, admitió que “puede ayudar a la gente a imaginarse el dolor por el que toda aquella gente pasó” y agregó que, dentro de toda guerra, “hay cosas que se pueden comparar”.
La visión española de los hechos la pone Pablo Picasso con obras como Mujer sentada con una camisa, de 1923, y Familia a la orilla del mar, de 1922, los lienzos más destacados del pintor malagueño en la muestra.
El creador también arroja un poco de luz al sombrío enfrentamiento, con cuadros acerca de la vida urbana en la posguerra, los homenajes multitudinarios a los soldados caídos y los avances tecnológicos, sobre todo, en el ámbito de la industria.
La exposición se encuentra en el museo londinense Tate Britain, ubicado en el centro de la capital británica, y estará abierta al público desde el 5 de junio al 23 de septiembre de 2018.
*EFE