“Soy sumamente Mariana. No solo de nombre, también de corazón”, asegura Marianna Solares Rossell, de la Cofradía de los Siete Dolores de la Santísima Virgen, de la Basílica de Nuestra Señora del Rosario (Santo Domingo). Nacida en el seno de una familia intensamente católica, en el 2009 esta devota se integró al grupo religioso. Gracias a su entrega, tres años después obtuvo su primer nombramiento como coordinadora, un cargo que desempeña en la actualidad. Hoy, comparte algunos detalles de su labor.
De corazón
El catolicismo siempre ha estado presente en la familia de Marianna Solares. De hecho, cuenta, recibió su nombre en honor del tío de su madre, monseñor Mariano Rossell y Arellano, el 15 arzobispo de Guatemala. A esto se sumaron las enseñanzas de sus padres y su formación en el Colegio La Asunción.
Ahora, su pasión se refleja en su trabajo como coordinadora general de la Cofradía de los Siete Dolores de la Santísima Virgen, en la que tiene la misión de promover la devoción hacia Nuestra Señora de la Soledad, de Santo Domingo. Más allá de eso, en el cargo, afirma, puede manifestar su amor por el servicio a otras damas y a la vez convertirse en “responsable de otras vidas”, pues muchas de las integrantes se acercan para pedir su consejo.
Organización y delegaciones
Durante la Cuaresma y la Semana Santa, la cofradía está a cargo de tres cortejos de la Soledad: la intramuros del Viernes de Dolores; la de Viernes Santo, que acompaña al Señor Sepultado (Cristo del Amor); y la de Pésame, del Sábado Santo. Con la organización de inscripciones, entregas de turnos y rezos, claramente es su época de mayor movimiento, aunque el grupo se mantiene activo todo el año. Las asambleas mensuales, que tocan temas de espiritualidad, las charlas informativas y la asistencia a velaciones son muestra de ello.
Solares indica que para cubrir todas las áreas, existen comisiones encargadas del cuidado de la capilla, la comunicación, la liturgia, la evangelización y la cafetería. “Creemos que es importante darles participación a las cofrades. No hay mejor manera de hacerlo que potencializando sus destrezas y habilidades”, explica Marianna.
Para las nuevas generaciones
Parte de su labor también incluye “adaptar” la devoción a las nuevas generaciones. Por ejemplo, desde 2012, el equipo puso en funcionamiento el sistema de inscripciones en línea. Estos cambios, confiesa, han significado grandes retos, pues debido a pensamientos muy arraigados en la tradición, no todas las ideas son bien recibidas. Sin embargo, añade, las modificaciones son realizadas con el fin de obtener mejores resultados. La prueba más palpable será esta Semana Mayor, en la que el anda de la Virgen de la Soledad pasará de tener 56 a 80 brazos.