Los diseños, colores y formas artísticas distinguen las alfombras creadas por el colectivo Chucho Callejero. Su trabajo ha adornado espacios guatemaltecos en festejos tradicionales, pero también se ha extendido hasta el II Encuentro Internacional de Alfombristas, celebrado en Uriangato, Guanajuato, México. Jorge Corleto, líder de este grupo, comparte detalles de su participación en la actividad.
Un regalo
Como parte de las actividades que se realizan en Uriangato, Guanajuato, para festejar a su patrono, San Miguel Arcángel, nació el Encuentro Internacional de Alfombristas. Este tiene como fin crear una convivencia e intercambio cultural entre distintos países. Sin embargo, a Chucho Callejero le trajo algo más: una invitación para integrar la Asociación Internacional de Alfombristas, liderada por España e Italia. “Este logro incluye un agradecimiento a todos los guatemaltecos que han creído en nuestro arte y se han encargado de difundirlo”, menciona Jorge Corleto. Para el colectivo, agrega, esta es una oportunidad para dar a conocer la tradición local en el mundo.
Corleto afirma que esta celebración les permitió además adentrarse en las técnicas utilizadas en la confección de estas piezas. Por ejemplo, explica, en Bélgica las alfombras están hechas con flores naturales y permanecen en exhibición en la Plaza Central durante no menos de tres días. Mientras que en Japón se inclinan por los pétalos, que unen con un pegamento especial para formar un lienzo natural y representar elementos culturales. “Cada país se apega a los materiales que tiene a la mano. Su prioridad no es la religión, sino la decoración”, indica.
Figuras emblemáticas
La segunda edición del Encuentro Internacional de Alfombristas cerró con una exposición de las obras creadas por los diferentes colectivos participantes. No podía ser de otra forma y en la de Chucho Callejero se mostraron figuras icónicas como una mujer indígena, el Arco de Santa Catalina en Antigua Guatemala, y el quetzal, símbolo patrio.