El Salón de las Banderas, ubicado en el Palacio Nacional de la Cultura, se iluminó ayer para galardonar a Delia Quiñónez con el Premio Nacional de Literatura Miguel Ángel Asturias 2016. En el acto, presidido por el ministro de Cultura y Deportes, José Luis Chea Urruela, la escritora recibió el calor de familiares, amigos y personalidades destacadas de la cultura nacional. Durante su discurso de agradecimiento Quiñónez tuvo palabras para la poesía, Guatemala, el arte y, por supuesto, sus compañeros del grupo Nuevo Signo.
Sus palabras
Con el público en pie y al ritmo de los aplausos, Delia Quiñónez recibió la medalla y diploma que la acreditan como premio nacional de Literatura Miguel Ángel Asturias. La autora de títulos como Nos habita el paraíso y Rituales sobre la piel dedicó los primeros minutos de su discurso a la página en blanco. Esa con la que, aseguró, se encontró hace mucho tiempo, y que desde entonces busca llenar con sus pensamientos. Sin embargo, resaltó, esa página exige libertad: “Ese llamado de la dignidad y la justicia es un vínculo que no puede, ni debe sernos ajeno”.
Cultura
La escritora, quien durante su espacio citó a autores como Miguel Ángel Asturias, Miguel de Cervantes y Luis Cardoza y Aragón, también delineó el rostro de Guatemala y la importancia de sus culturas originales. Esas, afirmó, que han alimentado la visión y la palabra de la literatura. Resaltó, además, a los nuevos creadores de arte y cultura, y aseguró que la dirección de estas ramas no puede medirse en parámetros convencionales. “Los esfuerzos para alimentar el cuerpo y el espíritu no deben comprenderse como adicionales, sino como prioritarios”, indicó.
Momentos especiales
Para el último tramo de su disertación, la autora reservó los agradecimientos. Aquellos que incluyeron a la Academia Guatemalteca de la Lengua y el Ministerio de Cultura y Deportes. Aún más especial, fue el momento en el que reafirmó la admiración por sus compañeros en el grupo Nuevo Signo, formado en 1968: “Ya dije y seguiré diciendo que fuimos 7 y seguiremos siendo 7 (…) Compartir con ellos fue uno de los más importantes aprendizajes. Coincidimos en la búsqueda de la palabra con un toque estético y comprometido con la literatura como forma de expresión social”.
El discurso cerró casi como empezó: “No me queda sino regresar a la página en blanco, brillante en su soledad y en su desnudez. Página que quiere, sin duda, seguir sintiéndose protegida a la luz de este momento simbólico y a la vez entrañable, y en la que la palabra espera seguir su propia ruta, sencilla y libre”.
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