Fieles visitaron al Milagroso Señor de Esquipulas durante su festividad.
Al compás del tum, la chirimía y el tambor, un grupo de no menos de 150 personas celebra las bodas de plata de una réplica del Cristo Negro de Esquipulas. Las pruebas de la vida y los milagros que la imagen ha llevado al Paraje Chaquiral, en Totonicapán, son motivos para visitar la Basílica de Esquipulas, en Chiquimula. Como ellos, miles de devotos se acercaron ayer a venerar al Milagroso Señor durante su festividad.
Sagrada
“Estamos en este sagrado templo porque después de haber llevado la sagrada imagen a nuestra región todos hemos estado tranquilos. ¡Él nos ha bendecido!”, dice Miguel Aguilar, guía espiritual del altar de Totonicapán.
Con candelas en mano y la réplica del Cristo Negro, el grupo cantó y visitó el Altar Mayor, en el que se encuentra la imagen del crucificado, una pieza que data de finales del siglo XVI y se le atribuye a Quirio Cataño.
Renovación
“Señor Jesucristo, tú que los has reunido por medio de tu voz y espíritu, te agradecemos por los milagros. Tú, que reinas por los siglos de los siglos, te pedimos renovar nuestra vida para ser siempre buenas personas”, agradece uno los feligreses que acompaña a Aguilar.
Antes de regresar a su lugar de origen, hoy por la noche, los feligreses continuarán cantando con frenesí las estrofas del Padre Nuestro. Esto, para demostrar su devoción a la sagrada imagen del Señor de Esquipulas.
Fiesta
Miles de fieles llegados de todos los departamentos de Guatemala y de países como Honduras, Nicaragua y México visitaron ayer la Basílica ubicada en Chiquimula para venerar al Cristo Negro. La devoción
es perceptible desde mucho antes de llegar al templo, pues los alrededores se llenan con los sonidos, pero también con los colores de los tradicionales sombreritos de Esquipulas, y de las cestas de dulces.