Por: Vanessa María
Cabrera Ovalle
Asesora de la Dirección de Investigación y Asesoría Administrativa
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La migración en Guatemala es un tema social y económico que impacta directamente al Estado guatemalteco y al ciudadano migrante y a su familia, como un drama humano. La migración a través de nuestra historia nacional ha tenido momentos cruciales que han producido oleadas de migrantes, principalmente hacia los Estados Unidos de América (EUA), acentuándose con la crisis que produjo la migración de niños no acompañados hacia ese territorio, que tuvo su momento más álgido en 2014. La migración, como el conflicto armado interno de nuestro país, que duró 36 años, son consecuencias de causas estructurales de la inequidad en que vivimos, que produce pobreza y desigualdad social. Durante el conflicto armado, que culminó con la firma del Acuerdo de Paz Firme y Duradera en 1996, entre la Unidad Revolucionaria Nacional Guatemalteca (URNG) y el Estado de Guatemala, se produjo una de las mayores oleadas de migrantes hacia EUA y, en la actualidad, la migración se está produciendo como una expulsión de conciudadanos. Aunque hay iniciativas gubernamentales para hacer de la migración y recepción de los deportados momentos menos desagradables, es necesario abordar el tema desde su origen. El tema migración y los fenómenos asociados a ella se han convertido en rasgos característicos de la economía y la sociedad guatemalteca, e inclusive el Ministerio de Relaciones Exteriores considera a los diversos países de destino de los migrantes, principalmente los Estados Unidos de Norteamérica (USA, por sus siglas en inglés), como aliados, en donde busca apoyarlos, velando por el cumplimiento de todos los derechos que como seres humanos les asisten.
En Guatemala, la migración la incentiva la inequidad en que vive la población, principalmente la rural, en El Salvador, se debe a la violencia criminal, y en Honduras, que surge por la combinación de ambos factores. Un migrante guatemalteco deja el país para ir a trabajar a USA, persiguiendo el “sueño americano”, y, aunque en apariencia lo hace voluntariamente, en la realidad se va expulsado de su territorio, derivado de varios factores que subyacen para la toma de esa decisión, por ejemplo: su status social de pobreza, la falta de oportunidades y la falta de recursos económicos, entre los más conocidos. No puede continuar su vida aquí de esa manera, y no le queda otra opción porque no consigue empleo; no tiene recursos económicos para iniciar un emprendimiento, y es imposible conseguirlos en el sistema financiero privado.