El funcionario público busca el accionar del Estado para satisfacer los intereses de la población.
El Instituto Nacional de Administración Pública (INAP), en su Ley Orgánica artículo sexto numeral 9, expresa: “Divulgar entre funcionarios y empleados gubernamentales, y en la opinión pública, del papel clave que juega la Administración Pública en el desarrollo del país”.
La administración pública es el centro ejecutor del Gobierno, de ahí su importancia para la sociedad; pues una de sus principales funciones es la de trabajar arduamente con el único fin de proveer y mejorar la calidad de vida de los ciudadanos, y así satisfacer sus demandas de manera eficiente.
Teniendo como eje principal de acción velar por el bienestar de la ciudadanía y siendo esta su máxima responsabilidad, debe encargarse de liderar, gestionar y diseñar estrategias, programas o proyectos que garanticen el desarrollo económico, político y social, y de otros ámbitos en los que se desenvuelve la sociedad civil, la cual debe ser la razón de su existir y de su actuar.
Además, el papel que cumple el funcionario y empleado público en administración pública como figura humana, busca el accionar del Estado para satisfacer el interés de la población y entender la realidad social.
Al efectuar esta labor, el empleado público ingresa en una dinámica que le permite desarrollarse de forma ética y profesional, realizando acciones con el único propósito de llegar a alcanzar y consolidar su objetivo, llegar a establecer el bienestar general de la población.
En relación a la calidad de los servicios públicos, la administración pública es la encargada de proveerlos y por medio de ellos mejorar las condiciones de vida de la sociedad, permitiendo el desarrollo y a la vez trabajar para la generación de respuestas coherentes, útiles y concretas a las demandas de la población.
Esto tiente particular importancia ya que son los ciudadanos los que pagan sus impuestos al Gobierno, y estos deben ser destinados a invertirlos en bienes y servicios de calidad como la infraestructura, salud, empleo, educación, etcétera, con el fin de elevar la calidad de vida y con ello, alcanzar el bien común de sus habitantes y, por ende, lograr el desarrollo integral del país.
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