La cantautora maya guatemalteca Sara Curruchich se inspira en la reivindicación de los derechos de los pueblos indígenas y en celebrar la vida. Ahora se prepara para llevar su arte a Francia, España y Alemania en su primera gira por Europa.
Originaria del pueblo kaqchikel de San Juan Comalapa, en el oeste de Guatemala, Curruchich recorrerá los escenarios europeos con el tour Matyox K’aslem (Gracias Vida) del 18 de septiembre al 1 de octubre.
“A todos los lugares a donde vaya, independientemente donde sea, siempre voy a hablar sobre cómo es en realidad la situación de los pueblos” indígenas, dijo la artista de 23 años, que hace música tradicional con aires contemporáneos.
Aunque no se etiqueta como una vocera de la lucha de los pueblos originarios, Curruchich reconoce que canta para la situación de las comunidades indígenas de su país.
“Yo simplemente quiero seguir cantando. Seguir escribiendo canciones y trabajar con la música como medio para transformar”, agrega la intérprete de canciones como “Amigo” -su primera composición-, “Niña” y “Resistir”.
Música contra el racismo
Esta joven cantante empezó su carrera artística en 2013 tras obtener el título de maestra de educación musical en un instituto público de Ciudad de Guatemala, pero el gusto por este arte fue una herencia de su padre.
“De niña imaginaba siempre ser parte de una banda”, confiesa Sara, quien cursa la licenciatura de música en la Universidad de San Carlos de Guatemala.
La cantautora guatemalteca ha vivido en carne propia la discriminación y racismo que afecta a las poblaciones indígenas, que constituyen 40% de los 16 millones de habitantes del país centroamericano, aunque líderes de los pueblos autóctonos señalan que son más de 60%.
Recuerda que en una ocasión una anciana le dijo que “los indios solo sirven para trabajar”, un pensamiento que para ella lamentablemente se ha transmitido durante generaciones.
“Creo que Guatemala aún es un país muy racista, muy excluyente y discriminador y sobre todo considero que hay mucho machismo aún. La música y el arte son un medio para poder erradicar todo eso”, afirma.
En febrero pasado, la artista inició su primera gira internacional por tres ciudades de Estados Unidos, entre ellas en la sede de Naciones Unidas en Nueva York para la apertura del Foro Permanente de los Pueblos Indígenas.
Memoria histórica
Entre 1960 y 1996, Guatemala vivió una guerra civil entre guerrillas marxistas y el ejército que, de acuerdo con una Comisión de la Verdad auspiciada por la ONU, dejó unos 200 mil muertos o desaparecidos, la mayoría eran víctimas procedentes de zonas indígenas asentadas en el altiplano occidental.
Curruchich está consciente de que el país tiene como materia pendiente recuperar la memoria histórica “de los que se fueron, a los que asesinaron y los que están desaparecidos”, y no negar que en el país se cometió genocidio contra los pueblos mayas.
La justicia local mantiene abierto un proceso especial por genocidio contra el ex jefe de Estado Efraín Ríos Montt, de 90 años, señalado de la matanza de 1 mil 771 indígenas mayas-ixiles durante su régimen entre 1982 y 1983.
“Para mí sí hubo genocidio y es algo muy importante que no se tiene que negar porque es parte de nuestra historia y es una brecha para conseguir la justicia y la sanación espiritual”, defiende Curruchich.
Con información de la agencia de noticias AFP.
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