Educación no recibe ni la mitad de los fondos que necesita.
Algunos afirman que la cobertura educativa ha disminuido, otros señalan que no es cierto e indican que se ha mantenido o incrementado. Lo cierto es que no contamos con una referencia exacta al respecto, sin embargo, se hacen aproximaciones y análisis en este tema.
Quiero señalar que el Ministerio de Educación recoge información estadística, y para el efecto maneja su propia base de datos. Con base en esta información, la cobertura educativa presenta las siguientes características: de cada 100 niños en edades entre 0 y 4 años, tan solo 4 asisten al nivel de educación inicial.
De cada 100 niños en edad de asistir al nivel preprimario, solo acuden 47. En el nivel primario, de cada 100 niños solo 80 participan. En el ciclo básico se ha avanzado, aunque aún no tenemos una cobertura significativa, tan solo 46 de 100 adolescentes asisten a dicho ciclo. Finalmente, en el ciclo diversificado la atención está muy por debajo de lo deseado, se está atendiendo a 24 de cada 100 jóvenes.
Con los recursos actuales es muy difícil emprender una estrategia agresiva a favor de ampliar la cobertura educativa. Esta dependencia recibe únicamente el 2.46 por ciento del PIB, y lo ideal, según la Ley de Educación Nacional, es el 7. Esto significa que no recibimos ni la mitad de lo esperado y, aun así, todos exigen que sea una educación para todos y de calidad.
En las condiciones presupuestarias existentes, si se le dedica más atención a un nivel educativo determinado, los otros se desatienden. Muchos exigen más atención para el nivel medio y más centros educativos públicos para darle la oportunidad a miles de jóvenes que no encuentran una posibilidad.
Los reportes estadísticos nos dicen que de cada 100 jóvenes que finalizan la primaria, solo 46 pasan al ciclo básico, y de cada 100 jóvenes que terminan tercero básico solo pasan 40. Las posibilidades de atender esta realidad se reducen en función del bajo presupuesto.
La cartera cuenta con una proyección monetaria para este año que asciende a Q12 mil 892.3 millones, el 81.2 por ciento de ese presupuesto (Q10 mil 475.2 millones) se destina a salarios.
Al inicio del año se tenía un déficit aproximado de Q581.1 millones y una deuda de arrastre de Q310 millones, un presupuesto muy bajo para enfrentar la crisis, esta situación obliga a priorizar el gasto con el objeto de cubrir las necesidades.
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