El Códice Dresde

Contiene el calendario, matemática y deidades mayas.

Los códices mayas llevados a Europa después de la conquista de América estuvieron desaparecidos de los archivos o salas de arte y no despertaron ningún interés hasta que el bibliotecario de la Real Biblioteca Sajona de Dresde adquirió uno, encontrado en Viena en el siglo XVIII y que se dice fue llevado en el siglo XVI, como parte de los regalos ofrecidos a Carlos I de España, emperador de Alemania. Es el Códice Dresde y fue comprado para esa  biblioteca en 1739; pero no fue sino 70 años después, en 1810, que el erudito Alejandro de Humboldt demostró interés científico por este extraño tesoro, dándolo a conocer al mundo al reproducir cinco páginas del mismo en su Vue des Cordillères et monuments des peuples indigènes de l’Amérique.

De los códices mayas sobrevivientes, el Códice Dresde es la obra maestra del grupo, todo un monumento de conocimiento calendárico (Grube).  Desde 1835, es decir, hace 181 años, este códice ha sido conservado y presentado en dos partes en placas de vidrio.  El color de la escritura, de más de 800 años, está pegado con el vidrio de más de 180 años, por lo que se deben evitar movimientos para que no se siga dañando. Este código es el más informativo de todos y fue, hasta la época de la II Guerra Mundial, el mejor conservado, pues durante el bombardeo de Dresde, sufrió  un lamentable deterioro por agua.  Mide 3.5 metros de longitud y casi 10 centímetros de altura, plegado en 39 hojas.

Gracias al Códice Dresde se pudo descifrar el calendario maya, incluyendo la cuenta larga.  Tiene almanaques o instrucciones para determinar el  momento de los rituales religiosos dentro del calendario sagrado de 260 días.  Este códice incluye, a su vez, tablas astronómicas, conectadas en particular con las conjunciones de Venus: hay seis páginas dedicadas a Venus, cuyo ciclo era especialmente importante porque lo asociaban con la guerra y dependiendo de su ubicación iniciaban conflictos o coronaban reyes. También se registran y predicen eclipses, se incluyen listas de fechas de elevación que cuentan con dibujos de deidades relevantes en esos días particulares.

El gran valor de este códice es que no solo contiene numerosas deidades mayas, sino que constituye una fuente valiosa para la comprensión de la ciencia astronómica y de la cronología de la Civilización Maya.  Mientras las inscripciones en piedra solían estar dedicadas a la política y guerra, los códices revelan más sobre religión y predicciones. Y, ya en nuestra era, ha sido utilizado también para el desciframiento de los glifos mayas.

Sin duda, una verdadera joya documental precolombina, cientos de años de observación y conocimientos incluidos en ella, con inmenso valor historiográfico.