Los libros representan una parte de la historia y la civilización de la humanidad, acceder a ellos en estos tiempos pareciera ser un privilegio. Los libreros de la ciudad de Guatemala, como unos verdaderos guardianes de la cultura y el conocimiento, exponen algunos ejemplares a precios accesibles, y se dedican a la compra-venta e intercambio de diversos volúmenes, libros, revistas, fascículos y hasta periódicos, los cuales representan valiosas obras editoriales.
Algunas de estas librerías también funcionan como tiendas de antigüedades, ofreciendo a coleccionistas gran variedad de artículos, como discos de acetato y hasta teléfonos de época.
Vendedores de libros
“¿Tiene el Diario de Ana Frank?”, pregunta una estudiante a Ligia de Gálvez, propietaria de la librería El Búho, quien clasifica una pila de libros que recién llegaron a su inventario. “Un librero es más que un vendedor de libros, ellos saben lo que tienen en sus estantes”, dice Ligia, mientras recuerda a su esposo, Julio Gálvez, Don Búho, uno de los pilares de la cultura del libro usado.
Todos los libreros concuerdan en que el negocio cada año es más difícil, la tecnología y la falta de interés de las personas por leer son de los principales problemas que afrontan.