El Centro de Rehabilitación Integral (CRI), del Benemérito Comité Prociegos y Sordos de Guatemala, fue fundado en 1964. Atiende a personas de 15 a 59 años, rehabilitándolas tras perder la visión y reincorporándolas a sus actividades habituales.
En este centro se imparten talleres de vida diaria: se les instruye sobre orientación y movimiento, actividades cotidianas, técnicas de comunicación, matemática, lecto-escritura Braille, inglés, computación y cocina. Ello beneficia a los 38 alumnos inscritos este año.
El CRI cuenta con un departamento de adaptación de textos a formatos accesibles, coordinada por una unidad bibliográfica que se encarga de pasar libros al sistema Braille, así como háptica, que utiliza imágenes en relieve para mayor comprensión de las personas faltas de visión o con visión baja.
El proceso de rehabilitación dura un año, en el cual recuperan la confianza, mejoran su autoestima y se hacen independientes. “Atendemos a pacientes a domicilio, con maestros itinerantes, para aquellos que sufren otra discapacidad o tienen dificultad para movilizarse”, dijo Claudia Cumez, directora del plantel.
El ábaco es uno de los instrumentos utilizados en matemática.
Carlos Pontaza es el encargado de la impresión y revisión de textos en Braille.
En los talleres de computación se utiliza el sistema JAWS.
En el CRI se imparten talleres de cocina a personas ciegas.
Uno de los talleres impartidos en vida diaria es el de equilibrio y desplazamiento.