Honduras y Nicaragua son los únicos países para los que se prevé crecimiento en temas de producción.
A mediados de junio, el Departamento de Agricultura de los Estados Unidos (USDA, por sus siglas en inglés) concluyó su período de reportes sobre las perspectivas de producción de café en los distintos orígenes. A continuación resumo algunos de los datos presentados.
En el ámbito mundial, USDA proyecta que la producción global para la cosecha 2016 y 2017 se incrementará en 2.4 millones de sacos, para alcanzar un total de 155.7 millones.
En este contexto, Centroamérica y México representan más del 15 por ciento de la producción mundial de café arábica. Aunque se prevé que la producción de la región incrementará alrededor de 400 mil sacos, para alcanzar un total de 15.9 millones, los únicos países que aportan a este incremento son Honduras y Nicaragua.
Nuestros vecinos esperan la entrada en producción de plantaciones que fueron renovadas con variedades resistentes a la roya, alzando las expectativas a un récord de 6.1 millones de sacos.
En Nicaragua se pronostica un incremento de 100 mil sacos, para un total de 2.1 millones, como resultado de condiciones climáticas favorables durante la floración, así como el inicio de producción de plantaciones renovadas en los últimos años. Costa Rica, El Salvador, Guatemala y México mantienen la misma perspectiva que la cosecha que está por terminar, con 1.4 millones, 525 mil, 3.4 millones y 2.3 millones de sacos, respectivamente.
Estos últimos países siguen luchando contra la roya y, por tanto, su producción sigue por debajo del nivel que las plantaciones generaban antes de ser afectadas por el hongo. En Guatemala, aunque las lluvias han sido constantes y frecuentes en comparación con el año anterior, aún falta observar los efectos del manejo de las plantaciones de los productores para tener un panorama más claro.
Es importante recordar que la constante caída del contrato “C” de Nueva York, desde que se inició la temporada 2015 y 2016, provocó que muchos productores terminaran con menos dinero del que tenían planificado percibir por sus ventas en un año que, además, fue complicado en temas de rendimiento. La reducción de los ingresos afecta, a su vez, la capacidad de los caficultores para hacer trabajos de fertilización y mantenimiento de las plantaciones, situación que impacta la productividad.
Esperamos que, a pesar de las adversidades, los compradores apoyen la sostenibilidad del sector en Centroamérica (sobre todo en Guatemala que se ha convertido en un origen con precios altos en comparación con el resto), reconociendo los costos de producción a través del precio.
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