Las dimensiones de la literatura en nuestras vidas son inabarcables.
Hace un tiempo atrás, Aurora Bernárdez, esposa de Julio Cortázar, encontró en un cajón de velador olvidado un conjunto de papeles inéditos del escritor argentino. Alfaguara los publicó bajo el título Papeles inesperados. Lo que sigue es una pequeña ficción sin mayores pretensiones que graficar lo siguiente: cuando la literatura entra en nuestras vidas sus dimensiones son inabarcables. Cortázar puede ser un ejemplo, pero puede ser cualquiera.
Bibliografía no-oficial de Julio Cortázar
Sentí la presión del billete en la palma de mi mano. No necesitaba mirarlo, sabía que siempre mi padre me daba uno de los grandes. Siempre, irrevocablemente, como una sentencia, terminaba encaminándome a alguna de esas librerías viejas para buscarlo a él. Él era el “último” libro que me faltaba para completar la obra completa de Julio Cortázar. Yo quería tenerlos todos. Primero fue Rayuela, luego vinieron Los Premios, 62, modelo para armar, El libro de Manuel. A lo largo de los años, de los cumpleaños, de las navidades y de mi relativa fidelidad o infidelidad a Julio Cortázar, vinieron: La vuelta al día en ochenta mundos, Un tal Lucas, Territorios, Prosa del observatorio. Fueron llegando de a poco, algunos se hicieron esperar más que otros.
Cuántas veces entré a esa pequeña pero repletísima librería y cuántas veces también miré el precio en la contratapa para luego volver a dejarlo en su lugar. Y así, fueron llegando en el orden: Los Relatos en sus tres tomos, Los reyes, Divertimento, El examen, Historias de cronopios y de famas, Pameos y meopas. El número (eso creía yo) se reducía cada vez más. Cada vez eran menos los libros que me faltaban para tenerlos todos. ¡Todos!
Tener todo, absolutamente todo lo que hubiera escrito Julio Cortázar: ese era mi sueño. Pero algo empezó a cambiar en mí, una extraña e insistente sensación crecía en mí. ¿No se suponía que cada vez irían quedando menos libros por encontrar?, ¿no se suponía que estaba a punto de tenerlos todos? Ahora no busco. Ya no pretendo tener todos los libros que Julio Cortázar haya escrito. Ya no creo poder tenerlos todos… y no importa. No sé si me entienden: es cierto que según las bibliografías oficiales solo me faltarían esos textos raros con litografías y dibujos: Negro el diez y Monsieur Lautrec. Pero yo sé, ahora sí sé, que jamás tendré la obra completa de Julio Cortázar… alguien anda por ahí.
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