El homicidio no es el único delito que daña la seguridad de la región, al igual que en Guatemala, los delitos contra la propiedad son recurrentes.
Durante el pasado mes de agosto, fue publicado por el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) un estudio para su discusión: Delitos violentos en ciudades de América Latina. El documento recoge datos interesantes de la situación homicida en la región.
En primera instancia, el informe establece la importancia de contar con datos locales de calidad, estadísticas de los delitos, encuestas de victimización y registros del sector salud; todo ello, con el fin de entender la problemática de los homicidios, realizar un mejor análisis del fenómeno y la generación de las soluciones para resolverla.
Por otro lado, de acuerdo con el documento, las tasas de homicidios no tienen precisamente algún tipo de relación con las condiciones de desarrollo económico, pues estas se elevaron durante la última década, inclusive en países con altos ingresos.
En cuanto a América Central, en los últimos años se ha duplicado la tasa de homicidios, ya que en el año 2007 se tenía 15.16 y 5 años después era de 28.60. Una de las causas identificadas es el aumento de delincuencia organizada, principalmente en el Triángulo Norte y México.
Pero el homicidio no es el único delito que daña la seguridad de la región, al igual que en Guatemala, los delitos contra la propiedad ocupan un espacio preocupante, pese a que a lo largo del tiempo han presentado una serie de altibajos.
Caso contrario a los homicidios, los delitos contra el patrimonio son cometidos en las zonas con mayor riqueza y niveles de escolaridad.
De lo anterior, Chile es un claro ejemplo, pues es un país que tiene una tasa de homicidios de las más bajas en la región, pero con una tasa de delitos contra la propiedad de las más elevadas.
El estudio concluye que son cuatro los factores que podrían influir en la situación de seguridad: en primer lugar, el desempleo y la marginalidad.
En segunda instancia, la inestabilidad residencial; tercero, la desintegración familiar, ausentismo escolar y estructura de edad de la población; y finalmente, el consumo de bebidas alcohólicas.
Por último, el informe en mención resalta la importancia de controlar la delincuencia y basar la construcción de políticas públicas en datos locales confiables, tomando en consideración la opinión de los expertos, líderes y autoridades locales con el fin de evitar la promoción de soluciones de forma global, sino en el ámbito local.
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