Es imposible tratar con muchos amigos al mismo tiempo.
Se les atribuye varias ventajas en comparación con las reales: es más fácil contactar con nuevos “amigos”, abrirse a ellos y desconectar en el momento en el que se desea; son mucho más numerosos y proceden de todo el mundo. Se les reconoce también algunos inconvenientes: al no haber presencia física es imposible realizar algunas funciones típicas de la amistad (escuchar, comprender, compartir, ayudar); existe menos implicación personal y profundización en los sentimientos Las redes sociales por sí solas no son capaces de forjar y mantener una verdadera amistad consolidada por la virtud; por eso su función no puede ser sustituir el ambiente familiar y social, sino limitarse a ser complementarias de ambos.
La amistad entre desconocidos que ni siquiera se ven la cara se nos intenta vender como un artículo de consumo. La amistad habría dejado de ser lo que era para transformarse en una relación impersonal, pasajera, frívola y distante. Creo por ello, que es necesario recurrir a su principal fuente, la de Aristóteles, con el propósito de saber si aprueba o no las amistades virtuales. Las respuestas del estagirita a las siguientes cuatro cuestiones relacionadas con ese problema proceden de su Ética a Nicómaco, escrita en el siglo IV a.C.
Con el fin de prevenir posibles malas interpretaciones distinguí desde el primer momento entre la amistad perfecta y la amistad por accidente (amistad aparente). La primera se caracteriza por el afecto desinteresado, la benevolencia recíproca y la comunicación para el mutuo bien de los amigos. En ella existe una ayuda mutua para la mejora personal. Al amigo se le quiere por sí mismo tras haberle conocido por medio del trato personal. En cambio, en la amistad aparente los amigos actúan en función del interés, la utilidad o el placer; no se quieren por sí mismos, sino en la medida en que se benefician el uno del otro.
La verdadera amistad implica algo más que el disfrute o beneficio mutuo. Mientras el deseo de amistad se concibe fácilmente, la amistad misma no. Los que son amigos debido a la conveniencia dejan de serlo cuando aquella desaparece. Pero en las redes sociales se considera que cuantos más amigos se tengan es mejor. ¿Qué es lo correcto? Los amigos son limitados en cantidad; no es posible convivir con muchos y también es difícil compartir las alegrías y las penas con la mayoría porque al mismo tiempo uno debe alegrarse con unos y afligirse con otros. Quizá es mejor buscar los necesarios. Los que tienen muchos y a todos tratan familiarmente, dan la impresión de no ser amigos de nadie.
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