El guardameta de Cremas B atendió su primer llamado a la bicolor.
Kevin Moscoso vuela y no tiene alas ni capa, evita infelicidades y no es un superhéroe, es un guardameta que transforma su talento en atajadas, en aguar gritos de gol y si alguna pelota se le cuela se le desata una bronca, como cualquiera en su posición, hasta que logra reivindicarse.
A los 11 años empezó a moldear sus reflejos, saltos, achiques y elasticidad, y ahora a los 25 está en los radares del cuerpo técnico de la Selección Nacional. Están volteando a ver la labor que ha hecho con Comunicaciones B, equipo semifinalista del Torneo de Copa 2018-2019.
“La historias de los porteros son similares y graciosas, en 2004, en la Copa Bimbo, no había quién se quedara y me tocó, ahí descubrí mis virtudes”, dice Moscoso, formado en Academia FC, de la Segunda División, y quien pasó por Tipografía Nacional, Amatitlán, San Juan Sacatepéquez y desde 2015 es albo.
El jueves por la tarde disfrutaba de un café en la zona 10, no estaba enterado de que había un morfociclo a la vista y su celular no paraba de recibir mensajes, los cuales no atendió hasta que recibió una llamada de Raúl, su amigo, felicitándolo por su primera convocatoria a la bicolor.
“¿De qué me hablas?”, dijo Moscoso, incrédulo hasta que vio por medio de un mensaje de WhatsApp la imagen de la convocatoria. “Mi papá me decía que ya era tiempo que recibiera un llamado, pero yo creía que se iba a dar más adelante”.
Ayer, Moscoso llegó a las 10:00 al Proyecto Gol y, como todo un niño en su primer día de clases, no sabía cómo era la dinámica para instalarse en las habitaciones y para ir a almorzar, pero Paulo César Motta e Iván Pacheco, otros de los goleros convocados, lo pusieron al tanto. Moscoso tiene pénsum cerrado en ingeniería en sistemas, admira a Juan José Paredes, otro de los reconocidos arqueros del medio y con quien coincidió en Comunicaciones.
“Me enfoqué en sacar una carrera, por cualquier cosa”, expone. Su gran sueño es dar el paso al extranjero aunque reconoce que para uno en su posición es más complejo.
En el primer día de trabajo como parte de la Selección Nacional fue exigido por Rogelio Flores, preparador de porteros, y compartió las enseñanzas con sus colegas Motta, Pacheco y Elder Corrales, guardameta Sub-23.
Moscoso quiere un lugar en la bicolor y, aunque batallarle a los de arriba es sinónimo de trabajo, su filosofía es la “perseverancia”.
