Madre, ama de casa, atleta y trabajadora, definen a Patricia Godoy, exsoftbolista nacional, quien recientemente se retiró de las canchas, después de haberle dedicado al menos 3 décadas al que ella cataloga el deporte de sus amores.
Su vida, su pasión, como se refiere a la disciplina de la bola lenta, la desarrolló únicamente en dos equipos guatemaltecos y en la Selección Nacional.
A lo largo de su carrera se desempeñó como lanzadora y consiguió no menos de 15 títulos con la novena de la Usac, con la que decidió despedirse, pero no directamente, pues ahora se desempeña como gerente técnico en la Federación Nacional de ese deporte.
¿Cómo se integra Patricia Godoy al softbol?
Siempre me gustó el deporte, y, por azares del destino, cuando tenía 17 años me llamaron para jugar en un equipo. Yo no tenía ni idea de cómo se jugaba eso, y comencé como fielder (jardinero), pero en un partido no llegó la lanzadora, tomé su puesto y no me fue tan mal.
¿Con qué equipo comenzó su trayectoria en la Liga Mayor?
Con Bandegua, en 1987. Posteriormente me fui al equipo Texaco, que después se denominó Universidad de San Carlos.
¿Cuáles son los recuerdos de su debut?
En mi primer juego en la Mayor le ganamos al equipo campeón de ese momento. Allí estaban las mejores jugadoras, y fue la novedad. Que la jovencita, la novata que había subido de la Segunda División le había ganado al más fuerte.
Selección Nacional, ¿qué significó para usted?
Era lo máximo y una sensación indescriptible. Siempre porté la camisa azul y blanco con gran orgullo. Cuando yo estaba en otro país, mi adrenalina aumentaba, porque sabía lo que eso significaba.
¿Cómo amalgamó ser madre y deportista?
Fue difícil, pero si uno se sabe organizar es más fácil. Cuando tuve a mi primer hija, a los 25 años, por un momento pensé que ya no iba a seguir jugando, pero resulta que ella me acompañó en todo momento. Incluso, me la llevé de viaje a competir, y fue la sensación en ese torneo. Lo mismo pasó con mi segunda hija.
¿El mejor momento de su carrera?
Cuando gané mi primera medalla de oro, en Honduras, con la Selección Nacional. Tuve que pelear mi puesto con cinco lanzadoras, y al final me gané la posición. A partir de ahí Patty sobresalió.
¿Y el más duro?
Cuando ya no me convocaron a la Selección Nacional, que no fue por mis capacidades, sino por un problema directo con el entrenador. No era disciplinado, se lo hice saber, y entonces ya no me llamó. Acostumbro a ser muy cuadrada.
¿Cuándo pensó en el retiro?
Hace 2 o 3 años, pero fue en este que decidí que era el final. Nadie del equipo lo sabía. Busqué el mejor momento para hacerlo, y fue cuando quedamos campeonas con la U. El día de la final, al momento de las entrevistas, confirmé mi retiro.
¿Qué es de Patty ahora?
Estoy trabajando como gerente técnico en la Federación Nacional de Softbol, y desde allí quiero dar mi granito de arena para que este deporte siga creciendo.
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