Óscar Raxón se remitió al coraje para llegar, al alma para observar, pero para sonreír el destino lo forzó a pasar por el dolor. El atleta maquilló el sufrimiento por el fallecimiento de su progenitora y no escatimó esfuerzos para competir en los Juegos Paralímpicos Río 2016.
Junto a su guía, el jalapaneco Santos Martínez, el sanjuanero, no vidente de nacimiento, experimentó a flor de piel la emoción por estar codeándose contra los mejores del ámbito mundial, y aunque no logró avanzar a la final de los mil 500 metros planos, destacó en su heat eliminatorio.
Para Raxón, quien intervino en Río 2016 gracias a una carta de invitación del Comité Paralímpico Internacional, la misión se complicó, pues su madre, doña Carmelita Siquiej, pereció a causa de la diabetes e insuficiencia renal.
Sin embargo, en el Estadio Olímpico, Raxón, conducido por la luz celestial, se fajó y ante 5 rivales consiguió situarse en el tercer lugar, con un tiempo de 4 minutos, 57 segundos y 22 centésimas, superado por el turco Semih Deniz (primero con 4:11:75) y el hindú Ankur Dhama (con 4:37:61).
El corredor, de 35 años, escribió su nombre en los libros de oro al ser el vigesimoprimer guatemalteco en participar en unas justas paralímpicas, en las cuales los mejores logros los ostenta el halterista José Rolando de León, quien consiguió medallas de bronce y oro, en Montreal 1976 y Seúl 1998, respectivamente.
Raxón, el mayor de 5 hermanos (3 de ellos también ciegos) de una familia de agricultores radicada en la aldea San Antonio Las Trojes, San Juan Sacatepéquez, volverá al país el jueves, acompañado por la delegación, que conforman el entrenador Luis Álvarez, el jefe de misión Noé Hinestroza, la médica Éricka Pérez y el asistente Rodolfo Quezada.
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