Pasado mañana, por 334 vez en el año viviremos el ciclo de las 24 horas, es decir, después de ella solo quedará diciembre para terminar 2018.
La referencia no es por cuestión cronológica, sino porque el 30 de noviembre las y los periodistas de Guatemala celebramos nuestro día.
Tal festejo es producto de una iniciativa de la Asociación de Periodistas (APG) planteada en 1948, ratificada y oficializada por el Congreso de la República merced al decreto 47 de 1972, el cual alude el lanzamiento de La Gaceta, medio que en 1729 marcó el inicio del periodismo en Guatemala.
Vale apuntar que cada país tiene su propia fecha para homenajear a mujeres y hombres de prensa, aunque internacionalmente se reconoce al 8 de septiembre, en honor de Julius Fucik, comunicador checo decapitado por los nazis en 1943 y célebre por su “Reportaje al pie de la horca”.
En relación con el periodismo puede citarse al polaco Ryszard Kapuscinski cuando lo define como: “El trabajo que no consiste en pisar las cucarachas, sino en prender la luz para que la gente vea cómo corren a ocultarse”.
Asimismo, al colombiano Gabriel García Márquez que lo ve “como el mejor oficio del mundo”, o al peruano Mario Vargas Llosa, que lo asocia con la libertad, o al irlandés Edmund Burke que, desde la Cámara de los Comunes, acuñó el término “Cuarto Poder”.
Más allá de la metáfora o las ideologías, el periodismo consiste en informar y opinar, proceso que, idealmente, obliga a una serie de técnicas creativas y prácticas éticas orientadas a la verificación de hechos, un esfuerzo cualitativo en forma-fondo y la sustentación en fuentes reales.
Y muy cerca de las ideologías y los intereses debe señalarse que la independencia es relativa y la objetividad, imposible, una en función de la sostenibilidad o la línea editorial, y la otra por tiempo, espacio y enfoque.
Del periodismo y su actuación mucho puede manifestarse, como el laberinto en que hoy lo mantienen las redes sociales que amenazan su reinado, o las fake news que, precisamente, aprovechan la incidencia de esos foros virtuales.
Sin embargo, este 30 de noviembre mejor solo reconozcamos a las y los periodistas que caminan de la mano con los acontecimientos y sus repercusiones, quienes a través de una pantalla, televisiva o multimedia, un micrófono o una impresión trasladan los momentos trascendentales.
Felicidades, entonces, a quienes se encargan de abrir una de las puertas de la comunicación para transmitir información que motiva la atención de un público que sigue la dinámica política, económica, social, artística, deportiva, internacional…