Me llama la atención el libertinaje aplicado en las
herramientas virtuales que nos sirven para comunicarnos con el mundo.
Guatemala, al igual que otros países de América Latina, se han desbandado en el uso excesivo e imprudente de las cuentas que manejan en las nubes, algunos, de manera hipócrita, prefieren usar seudónimos, como máscara para ocultar el rostro y poder expresar su resentimiento, cólera o frustración de manera abusiva e intolerante. En el caso de los periodistas, es importante recomendarles el uso medido y seguro de sus publicaciones, porque en este momento hay una guerra cibernética interna.
El problema del trabajo periodístico es que siempre habrá alguien molesto de lo que se dice o cómo se dice.
En las aulas siempre se ha comparado lo que hace el árbitro y juez, con lo que hace el comunicador, al final del camino habrá una parte inconforme con los resultados. Eso siempre se debe tener en cuenta, no hay que olvidarlo, para lo que se va a escribir o publicar.
Las amenazas llegan por cualquier parte, porque es el indicador del efecto que ocasiona el trabajo investigativo
realizado.