Después de todas las experiencias atravesadas ya es momento de la participación ciudadana, en prevención integral.
Al parecer la palabra “prevención” se está multiplicando en el país, más ahora, que se ha iniciado una campaña de presentación, actualización y seguimiento desde el Tercer Viceministerio de Prevención de la Violencia y el Delito del Ministerio de Gobernación, mediante los recursos que existen en la Unidad para la Prevención Comunitaria de la Violencia (UPCV), con los diputados, gobernadores y alcaldes, para que estos a su vez, ejecuten acciones de manera integral con sus comunidades.
Se trata de la Política Nacional de Prevención de la Violencia y el Delito Seguridad Ciudadana y Convivencia Pacífica 2014-2034, un nombre demasiado grande que de aquí en adelante llamaremos Política de Prevención, porque pretendo abordarla y apoyar con su divulgación. Me interesa a manera de introducción, manifestar que la “prevención debe ser integral”, no es tarea solo de las autoridades del momento, es responsabilidad de todos.
Nos consta el esfuerzo que hacen los organismos de seguridad para capturar delincuentes, sicarios, narcotraficantes, y no le encontramos explicación a la cantidad de homicidios que reportan los medios diariamente. Aquí se repite lo que siempre se ha dicho, las necesidades son muchas y los medios escasos. Aplicado ese pensamiento al tema de la seguridad, sabemos que la maldad ha proliferado, el amor al prójimo se ha desvanecido ante la crueldad de los actos humanos, la compra y venta de armas ilegales, el manejo de las mismas y el poco recurso del Estado para reaccionar ante tanta crueldad.
Después de todas las experiencias atravesadas en la búsqueda de cambios sustanciales, ya es momento de pensar en la participación ciudadana, en inmiscuirse en el apoyo, fortalecimiento y aplicación de la prevención integral. Lo importante es que institucionalmente la presentación e invitación para la aplicación de la Política de Prevención se ha iniciado a tiempo, en el principio del período administrativo, con los actores idóneos, los diputados, gobernadores y alcaldes, quienes tendrán el compromiso de convertirse en agentes multiplicadores para generar acciones incluyentes con las comunidades.
Qué formidable sería que cada corporación municipal retomara el tema y de esa Política Nacional de Prevención, pudiera salir una política municipal, para que las 340 municipalidades tuvieran su herramienta guía, para iniciar programas, proyectos, acciones con resultados a corto, mediano y largo plazo. De tal manera que toda la población, hombres y mujeres, se sintieran tomados en cuenta e integrados a la prevención para que en poco tiempo el bien prevalezca sobre el mal.
Estoy casi seguro que los Cocodes, líderes comunitarios y alcaldes auxiliares, están ansiosos en iniciar actividades que involucren a la niñez, juventud, adultos mayores, mujeres y toda la población, lo único que esperan es la orientación, guías con creatividad para que juntos busquemos esa gobernabilidad democrática, pacífica y aportemos de manera integral a la prevención de la violencia y el delito.
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