Hay palabras que tienen el poder de transformar la realidad, aunque sea por un momento, y son capaces de llenar el corazón de alegría y la conciencia de satisfacción, por realizar una buena obra.
Agentes de la Policía Nacional Civil de diferentes puntos del país podrían dar fe de ello, pues en diversas ocasiones han recibido como gratitud un “Dios se los pague” o “Dios los bendiga”, de parte de adultos mayores a quienes les han dado asistencia.
Por ejemplo, doña María Andrea López, de Jutiapa, con quien efectivos del lugar compartieron un almuerzo, después de encontrarla caminando por una calle, donde pedía ayuda a los transeúntes para comprar comida.
La mujer, de unos 70 años, se movilizaba con dificultad y se mostraba cansada, por lo que los elementos se acercaron y la trasladaron en un autopatrulla hacia su comisaría, y luego la invitaron al mercado local, donde degustaron junto a ella los alimentos.
El momento, que no habría durado más de 25 minutos, conmovió hasta las lágrimas a la señora, quien no dejó de agradecer el gesto de los uniformados, a quienes dio abrazos y bendiciones.
Durante la convivencia, los agentes descubrieron que doña María era viuda y que sus hijos la habían abandonado, lo cual la obligaba a buscar la caridad de la gente para poder sobrevivir. Esto propició que gestionaran el apoyo de diversas personas para la recolección de víveres, que pocos días después llevaron a su casa.
Testimonio
Una situación similar enfrentaron efectivos que durante un patrullaje de rutina en la aldea Estanzuela Arriba, de Quetzaltepeque, Chiquimula, localizaron a una anciana que trasladaba leña, para vender. Según contó a sus benefactores, debía realizar esa actividad para ganar dinero, pues no tenía quien la apoyara.
Los elementos la llevaron hacia su destino, en la unidad en la que se conducían, y al comentar el hecho con sus colegas resolvieron reunir fondos para llevar algunos insumos a la mujer, quien calificó de ángeles a aquellos que no fueron indiferentes a su problemática.
Escenas de este tipo se han repetido en distintas comunidades, donde los policías han repartido víveres entre familias que viven en condiciones de pobreza.
