Tenemos que demandar un cambio nada fácil de obtener, visto está.
Hace un par de años asistí a una charla de análisis con algunos conocidos. En esta actividad se compartió un documento de reflexión de J. Fernando García Molina, publicado el 6 de julio de 2015. En él hace un recuento de los candidatos a la Presidencia de la República. Da cuenta de eventos comiciales en 71 años. El primero, registrado en 1944, al más reciente, en 2015.
Tomando este como punto de partida y confrontado con otros datos, hago mía una primera división, de 1944 a 1982 (año en el que se produjo el último rompimiento constitucional consumado) median 38 años. En este lapso hubo 9 eventos electorales. En los primeros 4 (1944, 1950, 1957 y 1958), únicamente candidatos a la Presidencia. En los siguientes 5 (1966, 1970, 1974, 1978, 1982) ya hubo binomios como los que conocemos.
En total, 21 aspirantes a la Presidencia para los primeros 4 eventos.Para los siguientes 5, hubo 16 binomios aspirantes a la primera magistratura de la nación. Lo de los fraudes de 1974, 1978 y 1982, por el momento, no es objeto de estas líneas.
Aplicando una segunda división, de 1985 a 2015, la actual “era democrática”, hubo 8 eventos electorales. En los comicios del 3 de noviembre de 1985, del 11 de noviembre de 1991, del 12 de noviembre de 1995, del 7 de noviembre de 1999, del 9 de noviembre de 2003, del 9 de septiembre de 2007, del 11 de septiembre de 2011 y del 6 de septiembre de 2015 (recordemos que todas fueron a dos vueltas o balotaje, y este es recuento de la primera vuelta), participaron noventa y ocho (98) binomios presidenciales; sí, 196 candidatos a la Presidencia y Vicepresidencia de la República, en los últimos 30 años. Subrayo: ¡196 candidatos!
¿Qué democracia es la nuestra, con tantas y difusas expresiones políticas cuya principal motivación, así quedó recién develado, es el enriquecimiento repentino del “liderazgo” de la perversa simbiosis entre capital y política? Somos el único país de América Latina cuyo empobrecimiento de la población aumentó en la última década. Haití ya nos superó. Nuestros índices de desnutrición, deserción escolar, nivel académico y desarrollo humano, es comparable únicamente con los países más pobres de África.
¿Si este recuento no le invita a considerar que, en efecto, es un oprobio lo vivido en los 30 años y los 8 eventos electorales efectuados, no sé qué lo hará? ¿Qué hemos de demandar? Nada fácil de obtener, visto está: reformas al sector justicia, y al sistema electoral. Vendrán otras reformas importantes y urgentes vinculadas al ejercicio del poder político: educación, salud, seguridad, inversión y desarrollo. Cuanto más esperemos, más difícil será enderezar el rumbo ¿Qué opina estimable lector?