Se cumple el inexorable paso del tiempo. Presurosamente la influencia mediática nos invita a ser parte de sus sondeos y con ello a valorar la gestión pública en el plazo ya cumplido. ¿A 6 meses cómo califica la administración? Qué bueno que se fomenta el interés por el ámbito de lo público. Es incipiente e incompleto, pero acertado punto de partida. Es correcto fomentar el ejercicio ciudadano, que es eso justamente: la atención, el seguimiento y la participación en aquellos procesos o gestiones que nos involucran a todos. Tal el ámbito de lo público.
Pero no es con la sola respuesta a una serie de preguntas alrededor del desempeño de la administración pública lo que hace que nos transformemos en ciudadanos. No. La ciudadanía es la condición mediante la cual se le reconoce a una persona una serie de derechos políticos y sociales que le permiten intervenir en la política del país. Derechos que se adquieren en principio al llegar a la mayoría de edad, pues con ello también inician las responsabilidades, las obligaciones para con nuestra sociedad y con respecto del Estado.
Por ello, afirmo que es correcta la intención de propiciar este acercamiento, y adecuada atención en cuanto a la toma de decisiones y la conducción de todo aquello que nos afecta como colectivo. Repito que es correcto, pero ya vimos, a partir de la definición apuntada que es tan solo una parte.
No obstante a lo anterior, hemos de percatarnos que no es solo con el cumplimiento de nuestras obligaciones ante la sociedad como ejercemos ciudadanía. También lo es el seguimiento constante del entorno y contorno del ejercicio que se efectúa alrededor y en la administración gubernamental. Aquí es en donde la influencia mediática nos induce a una valoración que puede ser, además de incompleta, sesgada. Nos induce a calificar bajo una serie de supuestos que nos apartan del contexto histórico en el que se desenvuelve la gestión de gobierno.
La comparación entre plazos similares de administraciones anteriores, además de ociosa, es mañosa y de realidades distintas. Amaño que nos induce a la suposición continuada e infructuosa. ¿Por qué hay artificio? Sencillamente porque ninguna otra administración anterior a esta recibió como herencia tal cantidad de evidencias de abusos, exacciones, desaciertos y arbitrarios comisos como la presente. Nunca antes se produjo un destape que nos confirmara aquella máxima con la que absurdamente nos conformábamos al afirmar que el “peor gobierno no es el actual, es el que viene”. Por ello las valoraciones y las calificaciones no nos deben arrastrar a las suposiciones, nos deben impulsar a los cambios que necesitamos impulsar promover y construir.
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