¿Qué jodidos pasará por la cabeza de algunos mal llamados representantes del poder local al realizar actos tan burdos?
Al escuchar las declaraciones del jefe edil de Ipala, Chiquimula, Esduin Jerson Javier, más conocido como Tres Quiebres, brindadas a un noticiero radial luego de hacer sus necesidades fisiológicas a la intemperie grabando con su teléfono celular el momento de su evacuación para, posteriormente, subirla al ciberespacio y hacerla pública en las redes sociales entre sus contactos, me pregunto: ¿qué jodidos pasará por la cabeza de algunos mal llamados representantes del poder local al realizar actos tan burdos como el descrito?
Imagínese el apreciado lector las inconsistencias del ramplón funcionario al ser cuestionado sobre el porqué de esa actitud totalmente fuera de contexto de temas que atañen a su distrito y su desarrollo. En ese sentido, el polémico alcalde narra cómo en épocas pasadas no se usaba inodoros para defecar, mucho menos papel o toallas húmedas para limpiarse, solamente hojitas, manifiesta, y expresa una sonrisa desvergonzada. Qué descaro y falta de respeto del edil ipalteco; de verdad que deja mucho que desear con esos desequilibrios mentales que quizá no sepa que padece, y la incapacidad para responder y defender lo indefendible ante los cuestionamientos formulados por su desagradable actuación.
Surge otra pregunta en el ambiente. ¿Qué pueden ofrecer ese tipo de políticos oportunistas para solucionar o proponer planes o proyectos que contribuyan con el progreso del municipio al que dicen que representan cuando llegan a ocupar la silla edil? Si tienen una visión lerda y una escasez de masa gris que no les permite pensar si sus ocurrencias, por más baladíes que parezcan, pueden aportar algo o solamente causar vergüenza ajena. Ven cualquier oportunidad, por asquerosa o desagradable que sea, para ganar protagonismo, dejando de manifiesto su procacidad e idiotez. La realidad de este nuevo caso que involucra a otro jefe munícipe preocupa sobremanera, pues nos hace desconfiar de la salud mental de algunas personas que han sido elegidas para dirigir los destinos de ciertas municipalidades, pues esa enfermedad queda a la vista de la población en cuanto a la estolidez que sufren algunos jefes ediles que están siendo contagiados por el virus y del cual hacen alarde.
Prueba de ello, lo sucedido con Édgar José García Monroy, alcalde de Patulul, Suchitepéquez, en el que también graba uno de tres videos en el cual abusa y humilla a un joven a quien le colocó en el rostro una cinta adhesiva de color negro, simplemente por un poco de diversión, según el mal llamado funcionario. Ojalá que esa clase de malos ejemplos sirvan para que el resto de los jefes de ayuntamientos del territorio nacional pongan sus barbas en remojo y se la piensen antes de llevar a cabo grabaciones de hechos que no solo riñen con la moral y la ética, sino que pueden traerles consecuencias políticas y jurídicas al subirlas y compartirlas en las redes sociales. Toda vez que cometen un pequeño error, se les olvida que son funcionarios y servidores de la población a quien prometieron representar.