En la segunda quincena de abril, las lluvias empezaron a caer en todo el territorio nacional y, con ello, la preocupación de cómo nos afectará este año. Una pregunta que surge con frecuencia, ya que la situación geográfica de Guatemala le hace ser un país vulnerable ante los efectos del cambio climático, situación a la que deben sumarse otros elementos como la construcción de viviendas en zonas de alto riesgo, la tala de árboles y el descuido en el manejo de los desechos.
En este sentido, es común observar que durante los inviernos de cada año se suceden inundaciones en los centros urbanos, dado que muchas personas arrojan la basura en la vía pública y en los tragantes, acción que tarde o temprano se constituye en tapones, por lo que hace colapsar los drenajes y causa inundaciones que forman lagunas, lo cual afecta el paso de automovilistas, pero también la movilidad de personas con discapacidad.
Es oportuno hacer un llamado a la ciudadanía para que se abstenga de las prácticas de arrojar los desechos en la vía
pública.
Cualquier ciudadano puede evadir de alguna forma las corrientes de agua, el lodo y los objetos que son arrastrados, pero las personas ciegas y usuarios de silla de ruedas no lo podrán hacer. Esta situación las pone en riesgo, hecho que asumen porque deben acudir a realizar sus actividades personales y laborales. Por lo que es oportuno hacer un llamado a la ciudadanía para que se abstenga de las prácticas de arrojar los desechos en la vía pública.
Es común escuchar en cada invierno críticas hacia las autoridades municipales por estas situaciones, pero debe tenerse en cuenta que el manejo de los desechos corresponde a cada familia, porque la educación de depositar la basura en un lugar adecuado es una enseñanza que los padres deben trasladar a los hijos. Además, se observan servicios de reparación de vehículos en la vía pública, cuyos desechos van a parar a los desagües.
Todos debemos contribuir con la limpieza de las áreas verdes, las aceras y calles cercanas a nuestras viviendas, no solo en épocas de invierno, sino durante todo el año. Una sana costumbre que, de hacerse, puede disminuir los efectos de las copiosas lluvias, que cada vez son más frecuentes. Contribuiremos con el buen estado de los desagües y, con ello, con el respeto al derecho a la movilidad de las personas con discapacidad, las que se ven afectadas por estos descuidos.