Las personas con discapacidad formulamos soluciones a nuestra problemática.
El abordaje de la discapacidad ha pasado por diferentes etapas a lo largo de la historia, desde enfoques tradicionales, en el que a las personas que presentaban esta condición de vida se les veía desde un pensamiento mágico, se las relacionaba con la hechicería, la divinidad e incluso, se refiere que eran muchas veces destruidas porque se les consideraba seres anormales, se les utilizaba para espectáculos públicos en escenas donde su situación era objeto de risa y burla, o bien eran orilladas a la practica de la caridad pública.
En el devenir del tiempo el tema de la discapacidad se enfocó desde un modelo asistencial, en el cual las personas con discapacidad eran relacionadas con hospitales, centros de internamiento y el servicio social proteccionista; se tenía la idea que su condición era sinónimo de enfermedad, por lo que esta forma de abordar el asunto, se le conoció también como “modelo médico”, ya que la opinión de este profesional prevalecía en todos los programas y servicios de apoyo.
En ambas formas de abordar la situación, existió una clara violación a la libertad y participación social de las personas, que a lo mejor sin mala voluntad, siempre se tomaron decisiones por ellas (dónde debían vivir, en qué podían trabajar y hasta con quién podrían formar un hogar), hecho que limitó su desarrollo personal y grupal; es decir, que se les vio únicamente como receptoras de servicios que tenían que agradecer.
Sin embargo, las personas con discapacidad hemos tomado conciencia de nuestra problemática, por lo que con propiedad formulamos y promovemos soluciones, actitud que, por supuesto, no siempre es bien vista por quienes nos rodean, ya que frecuentemente se ve como un acto de rebeldía, inconformidad y hasta de agresión, pero debe tenerse claro que los tiempos cambian y en los últimos años, se plantea el abordaje de la discapacidad desde la perspectiva de los derechos humanos, donde lo que más cuenta es la opinión de la persona.
Pero no todos aceptan ni comprenden este modelo, especialmente aquellos que han encontrado en la discapacidad un medio de vida y posición social, fenómeno prácticamente generalizado en América Latina y otros países del mundo, en los que se registran protestas, denuncias y demandas de carácter legal por violación a los derechos de las personas con discapacidad, reivindicaciones que también se han visto en Guatemala en diferentes épocas.
Definitivamente la lucha es difícil, porque no es fácil cambiar formas de pensar y actuar, pero las personas con discapacidad debemos seguir marcando el paso, apoyándonos en los instrumentos que hasta ahora se han desarrollado, relativos a nuestros derechos y buscando el apoyo de los organismos nacionales e internacionales, haciendo valer el mandato de la Convención de las Naciones Unidas en la derogatoria y actualización de leyes y costumbres que limitan el ejercicio de nuestra ciudadanía.
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