Diana Herrera
Las vacunas han sido la medida de prevención que más beneficios ha aportado a la humanidad. Enfermedades que antes eran epidémicas y provocaban la muerte, ahora están erradicadas en todo el mundo. La vacunación es una realidad en nuestro país, y es voluntaria. En la actualidad, se está combatiendo pero contra la epidemia de la desinformación, que impacta negativamente las campañas de vacunación y a las vacunas como tal. En una era digital, en donde la información fluye de manera inmediata y se encuentra al alcance de un click, desde un celular, las campañas de desinformación están nuevamente presentes para cumplir con el propósito de provocar incertidumbre, y miedo, y esto genera cambios de conducta inesperadas.
La infodemia continúa vigente, más que nunca. Ahora, al tomar acción contra el Covid-19, persisten en saturar de información falsa las redes sociales que es consumida por miles y miles de usuarios, y estos, a la vez, la replican generando un efecto búmeran negativo en la afluencia a los centros de vacunación. Mitos comúnmente que hicieron ruido en su momento, como “ las sustancias de las vacunas traen un chip para controlar a la población; y alteran la genética”, argumento totalmente falso que tuvo penetración en redes sociales. La vacunación es igual al éxito colectivo, y ayuda a la reactivación económica; sin embargo, estas campañas de desinformación y narrativas antivacunas, muchas veces son compartidas vía mensajería privada y llegan a todas las generaciones de la población, y provocan gran impacto.
La infodemia continúa vigente, más que nunca.
En algunos casos, estas narrativas no son nuevas: se han utilizado antes para hablar de otras vacunas, medicamentos o tecnologías que han surgido en las últimas décadas. Es importante comprender las tácticas y el contexto de estas narrativas contra las vacunas, para evitar engaños y poder así incrementar las oportunidades de la población que se pueda vacunar. Por esa misma razón, también aparecen publicaciones que afirman que las vacunas contra el Covid-19 no son necesarias, porque “un sistema inmunitario fuerte es suficiente”. Algo que no es cierto, y esto ha provocado la proliferación de noticias falsas o que se refieran a investigaciones inconclusas, para justificar esta desinformación.
Pero, ¿cómo protegerse de la desinformación? Es mantener un nivel de desconfianza a todo lo que uno recibe a través de las redes sociales y por mensajería privada. Para ello, es importante siempre informarse en las cuentas oficiales y en fuentes científicas.