Esteban Biba
El expresidente de Bolivia Evo Morales (2006-2019) aseguró en una entrevista con EFE que el Gobierno de Luis Arce tiene “cuatro planes en su contra”, entre estos “matarlo”, antes de permitirle ser candidato presidencial para las elecciones de 2025.
“Si al Evo no le meten a la cárcel, lo inhabilitan con procesos, por narcotráfico, (..) si no matarme”, indicó el exmandatario al terminar una jornada de 25 kilómetros de marcha por carretera.
El expresidente cree que el actual Gobierno quiere bloquear su candidatura porque él es “un radical en la lucha contra la corrupción”, y que de llegar de nuevo a la presidencia metería a la cárcel a muchos “corruptos” de esta gestión.
Morales, quien también es líder del partido oficialista Movimiento al Socialismo (MAS) desde hace 27 años, encabeza a miles de sus seguidores en una marcha de 187 kilómetros que atraviesa el altiplano boliviano y tiene como destino ingresar a la ciudad de La Paz el lunes.
La movilización que Morales llama “Marcha para salvar a Bolivia”, es nombrada por el Ejecutivo como la “Marcha de la muerte” y Arce considera que es intento de “golpe de Estado” contra su Administración.
“Efectivos activos de la Policía me hicieron llegar el martes un chaleco antibalas (…) el miércoles militares me hicieron llegar otro”, contó Morales y agregó que el plan del Gobierno es matarlo cuando ingrese liderando la marcha a La Paz, ciudad sede del Ejecutivo.
Morales dijo que eliminar al MAS también es parte del plan de Arce, porque tiene “una mentalidad racista” y no acepta que un movimiento político este a cargo de indígenas.
Arce y Morales libran una larga batalla por el control del oficialista MAS y del Ejecutivo desde 2021, y según la oposición esta pelea mantiene al país en tensión y amenaza con desestabilizarlo.
Para el expresidente, Luis Arce “es el peor presidente de la historia de Bolivia”.
Según Morales, la misión de “Lucho (Arce)” era “recuperar la economía boliviana” luego de lo que él y sus afines consideraron que fue un “golpe de Estado” en 2019.
Por ese supuesto “golpe de Estado” el entonces presidente renunció y se exilió en Argentina y el partido MAS colocó como candidato a Arce en las elecciones de 2021, las cuales ganó.
“El pueblo y yo confiamos en un economista”, indicó a EFE, ya que Arce fue el ministro de Economía durante su gestión.
El expresidente afirmó que la crisis económica del país, por falta de dólares y escasez de combustible se debe a que Arce se vendió a los Estados Unidos y a la derecha, y que por esto busca “reducir el Estado” y seguir “la fórmula económica del Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional”.
Por su parte el presidente Arce ha afirmado en varias ocasiones que Morales busca que el MAS y Bolivia respondan a “una sola persona” y que la crisis económica se debe a la gestión del expresidente y la falta de proyectos de exploración de reservas de gas natural, producto del cual la economía del país dependía hasta hace poco.
Huelga de hambre y bloqueo
“No es por ser hablador, pero si hoy fueran las elecciones ganaríamos con el 60 %”, enfatizó Morales, en la sala de una vivienda en Calamarca en donde atendió a EFE después de caminar por seis horas y de dar un discurso a sus seguidores en la plaza de la localidad.
En su quinto día de caminata el exmandatario lucía cansado y con los labios amoratados producto de los intensos rayos del sol del altiplano, sin embargo mencionó que se encuentra con “fuerzas” para continuar hasta el final.
Según Morales, caminar por el altiplano y acercarse a la gente, le “recordó el 2005”, el año en que fue electo por primera vez presidente de Bolivia.
De acuerdo a los directivos del MAS afín a Morales, después de concluir la marcha el expresidente realizará una huelga de hambre para que se reconozca su candidatura, a pesar de un fallo del Tribunal Constitucional que lo prohíbe.
También anunciaron que de no ser escuchadas sus demandas se realizará un bloqueo de carreteras en todo el país a partir del 30 de septiembre.
El MAS que está divido en dos bandos los ‘arcistas’ y los ‘evistas’, ha realizado congresos por separado para nombrar juntas directivas distintas, acciones que el Tribunal Electoral no acepta y exige que realicen una reunión conjunta antes de que elijan un candidato presidencial, cosa que no ha sucedido.