La obra de Miguel Ángel Asturias ha transformado y sigue transformando vidas, no solo a través de sus letras, sino por medio de un legado que cobra vida todos los días en los salones, pasillos y espacios artísticos de la Universidad Popular (UP), otra de sus grandes herencias para Guatemala.
La visión de un grupo de estudiantes de la entonces Universidad Nacional, encabezados por quien más adelante se convertiría en Premio Nobel de Literatura, fue llevar cultura y educación al sector obrero de la
Guatemala de entonces, pues la dictadura de Manuel Estrada Cabrera limitaba el acceso al
aprendizaje.
Para impulsar el proyecto, los universitarios adoptaron el modelo de las Universidades Populares, cuyo origen tiene sus raíces en la Revolución Francesa y que en países europeos como España, Alemania, Reino Unido y Dinamarca se crearon en distintas etapas de la historia.
“Son instituciones educativas y culturales creadas por grupos, asociaciones y organizaciones sociales para promover la educación popular de saberes teóricos y prácticos, dirigida a toda la población, en especial a sectores populares como trabajadores, campesinos, emigrantes o mujeres”, describe un documento de la Universidad de Sevilla sobre el origen de las Universidades Populares.
“La quijotada”
Fueron 17 jóvenes soñadores quienes fundaron la UP, según consta en el Acta 1 del 20 de agosto de 1922, donde es legible una firma aún sin depurar del joven Miguel Ángel Asturias.
“Reunidos en el local de la Asociación de Estudiantes Universitarios, con el objeto de efectuar los trabajos preparatorios para la fundación de la Universidad Popular, los infrascritos nos constituimos en Junta Provisional de Organización, y nos comprometemos a concurrir a las sesiones que la junta celebre, y a desempeñar los trabajos que en su seno se nos encomienden, hasta dejar formalmente establecida dicha Universidad”, se lee en el documento original que se resguarda en la UP.
Todo comenzó el 1 de marzo de 1923, acto protocolario en que el Gran Moyas fue el maestro de ceremonias. A partir de entonces comenzaron a ejecutar el plan maestro de llevar la educación al sector obrero con un programa de alfabetización y nociones básicas de matemáticas, las que se complementaban con cursos de redacción, ortografía, primeros auxilios, biología, medicina preventiva, puericultura y otros.
“Ese pensamiento de la colectividad fue fundamental para la Universidad Popular. Se reunían en grupos de maestros ad honorem y se iban a las obras en construcción para enseñar a leer y escribir a los obreros”, explica Estefani Cristales, secretaria general de la UP.
Con el paso de los años, la institución fue ganando simpatía y se incrementó la matrícula, pues se corría la voz de una UP para todos, lo que motivó a las autoridades a impulsar cursos relacionados con las bellas artes.
Vínculo eterno
Pese a la coyuntura política, los problemas sociales y las metas que traía en mente, el joven Asturias siempre estuvo comprometido con la institución que fundó, al punto de que fue el creador de la letra del himno de la Universidad Popular, cuya música estuvo a cargo de Gorge Ball de la Raza.
Tras varios años de labor, el Nobel de Literatura tuvo que salir hacia París, Francia, desde donde estuvo al tanto del desarrollo de la UP, y constantemente enviaba cartas dirigidas a los integrantes del consejo directivo o bien a los estudiantes, tal como consta en los archivos de la entidad.
“Lo que hace tres años no era sino un sueño, acariciado como algo imposible a la fecha es viva realidad que vemos, sentimos y gozamos. Lo que para tantos fue una quijotada, alarde de locos de niños, poetas y estudiantes escándalo de periodista a la fecha existe con vida propia en carne y espíritu independiente directamente de las voluntades que le dieron vida, porque ya son más, mucho más quienes la mantienen”, escribió el Gran Lengua en una de las misivas enviadas en 1925.
Nuevo amanecer
Tras el ascenso de Jorge Ubico al poder, con su modelo totalitario, el funcionamiento de la UP tuvo repercusiones y suprimió el proyecto, con la promesa incumplida de que el Gobierno se haría cargo de seguir promoviendo la enseñanza y el arte popular.
Con la caída del general, los jóvenes universitarios, maestros y alumnos que se habían beneficiado con la labor de la Universidad Popular deciden echarla a andar de nuevo, y fue en el gobierno de Juan José Arévalo que se restablecieron los estatutos y se le otorgó una finca para que la entidad tuviera una sede central, la misma en la que actualmente funciona sobre la 10a. calle de la zona 1.
Han transcurrido 102 años desde el inicio de operaciones de la UP, pero el legado, la filosofía y la razón de ser que motivó a Asturias y a los jóvenes universitarios a emprender el proyecto siguen intactos.
La presencia del Premio Nobel de Literatura 1967 se puede sentir al solo ingresar a las instalaciones de la UP, pues su obra literaria es interpretada en los clubes de lectura, su busto recibe a los visitantes en el vestíbulo y las puestas en escena de El señor Presidente y Hombres de Maíz, entre otras, no puede faltar en el teatro Manuel Galich. Pero donde más se puede palpar el legado de Asturias es en los niños, jóvenes y adultos que llenan el recinto para cambiar su vida y materializar la idea de una educación y cultura para todos.
Extractos de carta:
Al Consejo Directivo de la Universidad Popular de Guatemala
Miguel Ángel Asturias, París 23 de marzo de 1925
“La UP es un símbolo de vida y esperanza frente a los descreídos a los abúlicos y a los negativos que tanto acto hacen con sus quejas y murmuraciones de rastacueros (…) la UP en su modestia ha venido a ser un cauce fecundo. Así lo reconocen todos. En ella se preparan las generaciones obreras del mañana. Hombres que no solo aprenden a leer, escribir y contar, sino lo más importante a ser hombres”.
“Cuando los pequeños de hoy lleguen a hombres y vivan en un medio social más amplio sin supersticiones religiosas ni intransigencias políticas, sin prejuicios sociales ni odios mezquinos, sin partidos ni zozobra por sus vidas y hacienda, ah! Cómo bendecirán desde el más hondo silo de su alma a los que algo dieron, algo enseñaron, o alguna cosa que hicieron en bien de la UP del pueblo”.
“Que bella Guatemala nos espera cuando su pueblo sea culto, trabajador y honrado! Al cmplir la UP tres años de vida, espiritualmente me uno al regocijo de sus dirigentes, al de los fundadores y al de los que con ella colaboran, contribuyendo o enseñando”.
El himno escrito por
el Nobel de Literatura
El amor, el trabajo y la idea del hogar, el taller y la escuela significan ¡oh patria! Tu nombre.
Un hogar para todos los hombres, para todos los hombres de la escuela y el taller para todos los hombres.
El trabajo bendice la vida, el amor la sostiene y la nutre y la idea la viste de alas.
En ciudades y campos y aldeas, sobre escuelas, talleres y hogares, levantemos la patria futura.
Los fundadores
Miguel Ángel Asturias
Luis Eskenassy
José Alberto Newberry
Francisco Sarti
Pablo Porras
Carlos Fletes Sáenz
Rafael Pérez de León
Alfonso Orantes
Valentín Dávila
Francisco Delgadillo A.
Ricardo Arenales (Porfirio Barba Jacob)
Rafael Lassepas
Justo Rufino Guerra Cortave
M. Castro Morales
Alfredo Valle Calvo
Arturo González
David Vela Salvatierra