Foto: Unicef
La desnutrición, especialmente la crónica, es un problema complejo que no se resuelve únicamente proporcionando alimentos. En el contexto del desarrollo infantil, es crucial entender que la alimentación es solo una parte de un paquete de intervenciones necesarias para asegurar el crecimiento y desarrollo adecuados de los niños menores de dos años.
La desnutrición crónica, que se manifiesta cuando un niño no alcanza el crecimiento esperado para su edad, es un fenómeno multifactorial que requiere una respuesta igualmente integral.
Prácticas de alimentación infantil adecuadas
La Coordinadora de Aprovechamiento Biológico de la Secretaría de Seguridad Alimentaria y Nutricional (SESAN) de la Presidencia de la República, Karin Medrano, explicó que una de las principales causas de la desnutrición crónica son las prácticas inadecuadas en la alimentación.
Desde el nacimiento del bebé hasta los seis meses, se recomienda la lactancia materna exclusiva, la cual provee todos los nutrientes necesarios para el desarrollo del niño o niña. Es decir, no necesita tomar agua pura, tés, infusiones ni ningún otro tipo de alimento: la leche materna es suficiente.
A partir de los seis meses, ya es necesario complementar la leche materna con alimentos, esto sucede hasta los dos años o más. Para ello puede tener una guía completa en el Recetario Buena alimentación para niños y niñas en crecimiento.
Según Medrano, además de una nutrición adecuada, la atención integral a la salud de los niños es importante, ya que necesitan recibir una serie de atenciones de salud esenciales. Estas incluyen:
- Vacunación: Garantizar que los niños reciban todas las vacunas según el calendario de inmunización es fundamental para prevenir enfermedades que pueden afectar su desarrollo.
- Suplementación: La administración de suplementos como hierro, ácido fólico y vitamina A es crucial para prevenir deficiencias nutricionales que pueden tener efectos adversos a largo plazo.
- Monitoreo del crecimiento: Los servicios de salud deben realizar un seguimiento regular del peso y talla del niño para detectar a tiempo cualquier signo de desnutrición o malnutrición y actuar en consecuencia.
Identidad y protección
El derecho a una identidad es fundamental desde el nacimiento. “Registrar a los niños, asignarles un nombre y garantizar su protección y seguridad son pasos esenciales para asegurar su bienestar. Un entorno seguro y protegido es indispensable para su desarrollo físico y emocional,” señaló Medrano.
Estimulación temprana y educación inicial
La entrevistada agregó que la etapa de 0 a 4 años es crítica para el desarrollo cognitivo y emocional de la niñez ya que la estimulación temprana promueve el aprendizaje temprano y ayuda a desarrollar habilidades cognitivas y motoras. “En Guatemala, es necesario fortalecer los programas de educación inicial, ya que la estimulación no debe comenzar únicamente en la preprimaria, sino desde el nacimiento”, afirmó. Para esto existen los Centros Comunitarios de Desarrollo Infantil Integral, a cargo del Ministerio de Educación.
Cuidado cariñoso y sensible
Según la experta, el concepto de “cuidado cariñoso y sensible” integra todas estas intervenciones en un enfoque holístico que ha demostrado ser eficaz en mejorar el desarrollo infantil. Este enfoque no solo incluye la alimentación y la salud, sino también la protección, la seguridad y las oportunidades para el aprendizaje temprano. La atención receptiva y el ambiente libre de violencia son fundamentales para evitar el estrés, el cual puede afectar negativamente el desarrollo neuronal del niño.
Ventana de oportunidad
Los primeros mil días de vida, desde la concepción hasta los 24 meses, representan una ventana de oportunidad crítica para el crecimiento y desarrollo de los infantes, por ello durante este período, intervenciones como la lactancia materna, la alimentación complementaria adecuada y la suplementación con micronutrientes pueden tener un impacto significativo. Aunque el crecimiento continúa después de los dos años, la capacidad de intervención se reduce, subrayando la importancia de aprovechar esta ventana de oportunidad, finalizó.
El Fondo de Naciones Unidas Para la Infancia (UNICEF), señala que este intervalo es crucial para el desarrollo físico y cognitivo del niño, y las intervenciones nutricionales y de salud durante este tiempo pueden tener un impacto significativo y duradero en su vida.
La buena alimentación de la madre durante el embarazo, seguida de la lactancia materna exclusiva durante los primeros seis meses y la introducción de alimentos complementarios adecuados después de este período, son fundamentales para el bienestar del niño. Además, las vacunas y las visitas regulares al médico protegen al niño de enfermedades graves que pueden afectar su desarrollo.
Aprovechar esta ventana de oportunidad puede prevenir problemas de salud a largo plazo, como la desnutrición crónica, que puede llevar a retrasos en el desarrollo físico y mental. Además, los niños bien nutridos y saludables tienen más probabilidades de tener éxito en la escuela y en la vida adulta, contribuyendo así a romper el ciclo de la pobreza.
Desnutrición crónica
La desnutrición crónica se caracteriza por un crecimiento insuficiente en comparación con la edad del niño. Este problema no se debe solo a la falta de alimentos, sino también a factores como la falta de acceso a servicios de salud, la estimulación temprana inadecuada y la exposición a ambientes inseguros. La evidencia sugiere que una intervención integral y sostenida durante los primeros años de vida puede prevenir la desnutrición crónica y sus efectos a largo plazo.
Para combatir eficazmente la desnutrición infantil, es crucial adoptar un enfoque integral que vaya más allá de la simple provisión de alimentos. Este enfoque debe incluir prácticas de alimentación adecuadas, atención de salud, registro e identidad, estimulación temprana, protección y un entorno seguro. Solo así se puede garantizar el crecimiento y desarrollo óptimos de los niños, preparando el camino para una vida adulta sana y productiva.