La Policía de Toronto retomó la búsqueda de restos humanos en una propiedad asociada con Bruce McArthur, el llamado “jardinero asesino” de Toronto, acusado del asesinato de al menos ocho personas. El solar, situado en la zona norte de Toronto, es el mismo donde a principios de año se encontraron los restos de siete personas ocultos en maceteros de grandes dimensiones.
Aunque la propiedad fue registrada de forma exhaustiva tras la detención de McArthur en enero, la Policía de Toronto señaló en un comunicado que ha decidido reiniciar la búsqueda porque perros policiales “proporcionaron indicación de que son necesarias nuevas excavaciones”.
La búsqueda se concentrará en un barranco situado al borde de la propiedad que McArthur utilizaba para almacenar equipo relacionado con sus actividades como jardinero. En mayo y junio, una vez que las temperaturas veraniegas descongelaron el suelo en Toronto, la Policía empleó perros policías para buscar posibles restos humanos enterrados en unos 100 solares en los que McArthur trabajó como jardinero.
McArthur, de 66 años de edad, fue detenido el pasado 18 de enero acusado inicialmente de la muerte de dos individuos, Selim Esen, de 44 años, y Andrew Kinsman, de 49, quienes habían desaparecido de forma misteriosa del barrio gay de Toronto. A finales de enero, los investigadores policiales encontraron restos humanos en el interior de maceteros de grandes dimensiones almacenados en un propiedad de Toronto.
Tras este descubrimiento, la Policía imputó a McArthur otros seis asesinatos, todos ellos de hombres que frecuentaban el barrio gay. Durante años, activistas de la comunidad gay de Toronto habían denunciado la existencia de un asesino en serie al que culpaban de la desaparición de personas que frecuentaban el barrio gay de la ciudad.
Pero la Policía de Toronto negó que las desapariciones fuesen el resultado de las acciones de un asesino en serie. Incluso tras el arresto de McArthur, la Policía se negó a calificar al jardinero como un asesino en serie aunque posteriormente tuvo que reconocer su error y admitir que había ignorado las denuncias de la comunidad.