La discapacidad es solo un rótulo, y no menos de 4 mil 300 atletas están en Río de Janeiro para demostrarlo en los primeros juegos paralímpicos de Sudamérica, inaugurados anoche entre el ritmo de la samba, la ausencia de Thomas Bach y el grito de protesta.
El fuego comenzó a brillar en el Estadio Maracaná para dar inicio a esta cita deportiva, en una ciudad poco accesible al discapacitado y en medio de una severa crisis en el país, con un mensaje de igualdad, determinación, inspiración, coraje, poder de transformación y pasión por el deporte.
“Verán el verdadero significado del deporte y de la habilidad”, dijo el presidente del Comité Paralímpico Internacional (CPI), Philip Craven. “Obrigado a los cariocas y brasileños”, expresó antes de que el nadador brasileño Clodoaldo Silva, mayor medallista de su país, encendiera el pebetero.
Futbol para no videntes, atletismo, rugbi, volibol sentado, natación, esgrima y equitación destacan en el programa de 22 deportes de esta XV edición, que termina el 18 de septiembre.
No desfiló la poderosa delegación rusa, que fue excluida de los juegos debido al gran escándalo de dopaje de Estado.
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