La Unión Europea (UE) y México lanzaron ayer negociaciones para modernizar el Tratado de Libre Comercio (TLC), vigente desde 2000, y aumentar el nivel de apertura, indicó la comisaria europea de Comercio, Cecilia Malmström, y el secretario de Estado mexicano de Economía, Ildefonso Guajardo, en rueda de prensa.
“Queremos ampliar el alcance del acuerdo para impulsar de manera mutua el crecimiento”, dijo Malmström, tras la reunión que tuvo con el representante de México.
La negociación de este convenio se inscribe en el marco del tratado que la UE selló con Canadá, que suprime el 99 por ciento de las barreras al comercio y las inversiones en todos los sectores, así como el tratado que está negociando con Estados Unidos.
Para México se da en el proceso de integración de los flujos comerciales globales, según Guajardo, después de la creación de la Alianza del Pacífico (compuesto por México, Chile, Colombia y Perú) y su participación en el Acuerdo Transpacífico de Cooperación Económica (TPP).
“Para nosotros tiene sentido en el proceso de integración al comercio mundial, modernizar el TLC con la UE”, afirmó el funcionario.
Prioridades
Los representantes destacaron que apuntaban a un acuerdo con contenido y ambicioso que respete las líneas rojas.
“La sustancia viene primero. Trabajaremos duro para obtener el mejor acuerdo posible, en el menor de los tiempos”, dijo Guajardo.
El país norteamericano ambiciona incorporar al TLC los productos de su agroindustria, “es algo verdaderamente muy importante”, estimó el mexicano, un sector sensible para la UE en el que las dos partes, según Malmstrom, tienen intereses comunes.
La UE por su parte busca mejorar el acceso al sector de los servicios y de licitaciones públicas.
Inversión
Respecto de la protección de las inversiones, el funcionario dijo que México verá con buenos ojos y una actitud positiva las nuevas ideas del bloque para reemplazar los tribunales de arbitraje, que ya incorporó ese continente en su acuerdo firmado con Canadá.
La propuesta europea es la de crear una nueva corte permanente para resolver las disputas entre inversores y estados, delimitando la potestad de reglamentación de un gobierno e institucionalizando la instancia para evitar conflictos de interés.
Según la agencia Eurostat, en 2015, el comercio bilateral entre ambas economías ascendió a €53 mil 400 millones (Q454 mil 434 millones) a favor de Europa por unos €14 mil millones (Q119 mil 140 millones).
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