Las posibilidades de la presidenta brasileña, Dilma Rousseff, de sobrevivir al juicio político en el Legislativo son escasas, pero el desenlace final del llamado impeachment (proceso de destitución) será dictado por el Tribunal Supremo.
Waldir Maranhao, titular interino de la Cámara de Diputados, en sustitución de Eduardo Cunha, quien está suspendido del cargo, había anulado la votación de impeachment, pero horas después se retractó de su decisión.
“Avanzamos hacia una judicialización del caso”, dijo la jurista Eloísa Machado de Almeida, de la Fundación Getulio Vargas y experta en Derecho Constitucional.
“El país está polarizado y en ese marco la última trinchera será el Supremo”, agregó el profesor de Derecho, Luiz Flavio Gomes.
El abogado general de la Unión, José Eduardo Cardozo, que defiende a la mandataria, explicó que se produjeron irregularidades que podrían dar la oportunidad de anular o dilatar la causa.
Todos los analistas prevén que la Presidenta será apartada hoy del cargo por 180 días.
Comentario
La gobernante no está acusada de haber lucrado personalmente ni de beneficiarse de la corrupción, sino de usar créditos de bancos públicos sin el aval del Legislativo para encuadrar las cuentas de 2014 y 2015, algo punible en la Constitución, como un crimen de responsabilidad.
El vicepresidente Michel Temer negocia cargos para su eventual gobierno, y analistas prevén que asuma esta misma semana.
Juristas como Machado perciben como poco probable, aunque posible, que el Tribunal anule el juicio político.
Ello porque ya recibió el aval de más de 2 tercios de la Cámara de Diputados (367 votos a favor contra 137) y se apresta a obtener el respaldo del Senado, donde 50 de un total de 81 ya dijeron que votarán a favor de abrir el proceso.
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