Patricio Aylwin, el primer presidente democrático tras la dictadura de Augusto Pinochet en Chile, falleció ayer a los 97 años.
“El país ha perdido a un gran demócrata”, destacó la presidenta Michelle Bachelet tras conocerse la muerte del líder político, quien asumió al frente del Ejecutivo el 11 de marzo de 1990, que dio comienzo a un período de transición.
El demócrata cristiano logró liderar la coalición de partidos de izquierda, pese a su rol durante el gobierno del derrocado mandatario socialista Salvador Allende (1970-1973), del cual fue un férreo adversario político.
Lo dicho
“El deceso se produjo por causas naturales”, dijo su hijo, Miguel frente a la casa donde falleció y que se convirtió en centro de peregrinación de personalidades y líderes políticos.
El viernes está previsto su funeral de Estado, en el que se esperan personalidades de la región y de otras partes del mundo. El Gobierno chileno decretó tres días de duelo oficial en honor al exmandatario, integrante de la Democracia Cristiana, que murió en su casa rodeado de su familia.
Aylwin convivió con la presencia del exgobernante al frente del Ejército, erigido en vigía de su propio legado, tras perder de manera sorpresiva un referendo en el que los chilenos le dieron la espalda.
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