El Banco Central Europeo adoptó medidas para tratar de estimular la economía de la zona, que sigue perdiendo dinamismo a pesar de todos los esfuerzos para hacer despegar el crecimiento y la inflación.
Las medidas incluyen un recorte de las tres tasas de referencia del bloque monetario de 19 países. La principal de ellas, que ya se hallaba en su mínimo histórico de 0.05 por ciento desde septiembre de 2014, cayó por primera vez a 0.
Mario Draghi, presidente del BCE, afirmó que el proceso podría proseguir, hasta sacar a la región del letargo, aunque sin terminar de convencer a los analistas sobre los cartuchos que aún podría tener en reserva.
“Se trabaja con la hipótesis de que las tasas se mantendrán en sus niveles actuales, o más bajos, por un largo período, mucho más allá del horizonte de nuestros programas de compras de activos”, dijo el funcionario.
Reacción
Las bolsas aplaudieron inicialmente las iniciativas, que superaban todas las expectativas, con alzas que llegaron al 2.5 por ciento en Fráncfort y a más de 3 en París. Pero el entusiasmo se moderó cuando se anunciaron las previsiones que sustentan esas medidas y que muestran que los precios seguirán cayendo y el crecimiento perdiendo fuerza en 2016 y 2017. Por eso, las principales plazas, menos Madrid, cerraron en baja.
La inflación de enero volvió a situarse en territorio negativo, a -0.1 por ciento, y debería permanecer por debajo de cero durante un tiempo, antes de volver a subir a fin de año. “Pero no estamos en deflación”, subrayó el titular de la banca central, quien conjuró la perspectiva de una espiral de caída de precios, que desalienta, en un círculo vicioso, las decisiones de inversión y de compra.
Voces
“Esto es lo máximo que el BCE podía hacer, y no alcanzará a despejar las dudas sobre el impacto de las medidas”, sostuvo Carsten Brzeski, economista de la firma ING.
“Draghi cumplió con sus promesas, pero no puede hacer milagros”, coincidió Jonathan Loynes, analista de la financiera Capital Economics.
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