Cristina de Borbón y su esposo, Iñaki Urdangarin, llegaron al tribunal de Palma de Mallorca, en las mediterráneas islas Baleares en el juicio que se ventila por presunta malversación. Durante tres semanas deberán declarar ellos y otras 15 personas.
Empresas pantalla, falsas facturas, contratos inflados, empleos ficticios son, según la acusación, los ingredientes de un escándalo que hundió la imagen de la Corona, contribuyendo a la abdicación de Juan Carlos I el 2 de junio de 2014 a favor de su hijo Felipe VI.
Al mando de una entidad sin ánimo de lucro, el Instituto Nóos, Urdangarin, exmedallista olímpico de balonmano, y su socio Diego Torres están acusados de malversar 6 millones de euros (Q51.4 millones) pagados entre 2004 y 2007 por los gobiernos de Baleares y Valencia.
En el banquillo
El primer acusado en declarar fue un antiguo amigo de la pareja real, José Luis Ballester, más conocido como Pepote, campeón olímpico de regatas en
Atlanta-1996 y director general de deportes del gobierno balear de 2003 a 2007.
Incómodo por su condición de arrepentido, el testigo comenzó explicando por qué desde 2010 decidió colaborar a cambio de una reducción de pena. Quería dar a conocer su verdad, mientras otros, según él, continuaban con sus mentiras.
Lo dicho
Durante la audiencia, el declarante detalló como Jaume Matas, exministro del conservador José María Aznar, condenado en otro caso de corrupción, decidió atribuir contratos públicos sin licitación a Nóos para complacer a Urdangarin.
Detalles
Urdangarin y Torres están acusados de prevaricación, malversación, fraude, delito fiscal, tráfico de influencias, falsedad, estafa, falsificación y blanqueo. El fiscal solicitó 19.5 y 16.5 años de cárcel respectivamente. Un total de 12 testigos deben declarar antes que ellos.
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